Artículos archivados en 2 enero 2011

  • LAS LÍNEAS DE CHÁVEZ: ¡Feliz Año 2011!

    I
    Cada año viene signado con sus particularidades: el 2010 nos trajo sus retos y sus dificultades. Basta con recordar que hemos tenido que lidiar con una prolongada sequía que generó una severa crisis eléctrica y, por si fuera poco, con las desastrosas consecuencias materiales y humanas a consecuencia de las intensas lluvias de fin de año.

    Hay que decirlo: asumimos los retos y las dificultades, como diría Gramsci, con el optimismo de la voluntad; con la firme y decidida determinación que ameritaban; con el convencimiento, además, de saber que junto a las instituciones del Estado y al Gobierno como un todo, contábamos con la firme voluntad popular, tal y como ha venido demostrándose.

    Ante la disposición y el compromiso del pueblo venezolano, ahora y siempre, uno no puede sino sentirse orgulloso. Estas adversidades nos han venido a advertir que una Revolución sólo logra instaurarse como satisfacción de una necesidad histórica, si un pueblo la hace y la siente suya.

    No me canso ni me cansaré de repetirlo: somos hijos e hijas de Bolívar y, por tanto, somos el pueblo de las dificultades. Vengan a nosotros todas las dificultades: sabremos vencerlas.

    Cuán luminoso es el ejemplo que Venezuela está dando en materia de participación y protagonismo popular. A partir de este ejemplo, pensamos que la Revolución cuando se asume como voluntad transformadora y como proceso que desea inscribirse en su tiempo, se convierte en un ejercicio de interpelación cotidiana: cada día se vuelve un eterno presente, una apuesta animada por un proyecto que se hace porvenir, una elaboración perpetua de todo un pueblo.

    Mientras escribo estas Líneas, miro el tiempo recorrido y contemplo cuánto hemos realizado, pero sobre todo, pienso en cuanto aún nos resta por concluir. Cabalgando al tiempo y apurándolo en lo posible, no nos daremos descanso hasta ver cumplido lo que hemos fraguado en los sueños colectivos. Lo vital es que la medida y el horizonte de nuestro proceso está claro: encarnarnos en la esperanza del pueblo y hacerla plena realidad.

    Lo decimos con modestia y conscientes de la responsabilidad: no hay otro camino que aquel que nos conduce a la conquista definitiva de, para decirlo con Bolívar, la suprema felicidad social.

    Nosotros, en las actuales circunstancias del país, hemos asumido ser los herederos y continuadores de la prolongada lucha de los siglos y en consecuencia para nosotros el tiempo histórico se nos presenta cada vez más como un desafío, pero un desafío orientado por la esperanza irreductible y libertaria.

    II

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