Fidel Ernesto Vásquez I

14.Nov.2011 / 08:30 am

Por Rodrigo Cabezas

La época histórica que transcurre desde el amanecer del siglo xxi muestra claramente una recuperación del pensamiento liberador de la izquierda de América Latina, no sólo por acertar en la comprensión del curso histórico, también por hacerlo victorioso y llevarlo a la práctica desde las políticas públicas implementadas.

La izquierda logra superar la larga y criminal noche de las dictaduras fascistas instaladas en Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile y Brasil en las décadas de los años setenta y ochenta del siglo pasado; igualmente, los procesos sociales críticos desatados en nuestro continente permiten superar la hegemonía del pensamiento y práctica de la doctrina monetarista, advenida en neoliberalismo y, que el sistema capitalista global asumió imponerlo desde sus instituciones constituyentes del sistema financiero mundial, Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En rigor histórico este giro hacia la izquierda de nuestro continente, especie de despertar de los pueblos oprimidos y condenados a la desesperanza de la pobreza, comienza con la trascendente victoria del Presidente Hugo Chávez Frías en el año 1998, ello significó el resquebrajamiento para siempre del sistema político representativo venezolano que las clases dirigentes sostenían desde el llamado “bipartidismo”. La rebelión contra la derecha y el neoliberalismo pronto llega a la Argentina,  Brasil, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Paraguay, El Salvador y recientemente Perú. Todos esos pueblos, junto al cubano, testimonian que con la diversidad explicable en cada cultura, tradiciones, experiencias, la izquierda volvía para ser hegemónica, la derecha quedaba huérfana, desplazada. No son dos izquierdas o dos procesos distintos; esa tesis es un intento maniqueo de malinterpretar un proceso global histórico que marca el giro progresista, popular y de izquierda en la patria grande.

Nuestras ideas son las que predominan, nuestras propuestas son las que conducen los procesos de cambio que se registran. América Latina pudo confrontarse con éxito frente al neoliberalismo fondomonetarista castrador del papel regulador del Estado y sus gobiernos. El Estado regresa para intervenir y controlar procesos socio económicos, asumiendo que no es posible crecimiento económico sostenible y sustentable sin la inclusión social de las amplias mayorías sumergidas en pobreza atroz. Quedaba demostrado que el mercado no era capaz por si sólo de lograr los necesarios y humanos equilibrios económicos-sociales. Venezuela es ejemplo de ello con la implementación de una política de la igualdad sustantiva concretada en las “misiones sociales”. El resultado ha conducido a mejorar indicadores de distribución del ingreso, educación y salud, lo que ha significado instalar unas exitosas dinámicas sociales de cierre de las brechas de las inequidades y desigualdades de América Latina.

En el campo de la democracia política se ha extendido la idea de la democracia protagónica que coloca la participación y organización popular de base como elemento central de su desarrollo, ello esta acompañado de hechos inéditos que han devuelto derechos a los pueblos originarios y, a las mujeres les acompaña en su batalla por reconocimiento pleno de genero. Como nunca en nuestra historia surgen los movimientos sociales autónomos garantes de la criticidad necesaria y de la participación popular. La democracia no es sólo una opción más, es la principal opción para un nunca mas al fascismo.

Los gobiernos progresistas y de izquierda han permitido una dinámica histórica, como pocas veces se registra en nuestra vida republicana, por la integración política, económica y social del continente. El espacio de encuentro político Unasur y el ALBA, las experiencias de integración económica como MERCOSUR, Petrocaribe y el Banco del Sur, son ejemplos de la unión e integración sustentada en la solidaridad, la complementariedad y el combate a las asimetrías originadas en el desarrollo desigual, la dependencia y el subdesarrollo. En noviembre de 2005, en Mar del Plata, (Argentina), América Latina, en mayoría de sus lideres conducidos por Hugo Chávez, Lula y Néstor Kirchner, produjeron el hito histórico de derrotar la propuesta del gobierno Norteamericano del ALCA. A partir de allí, nuestro continente busca afanosamente constituirse en el nuevo gran bloque del proceso de globalización universal.

La derecha se quedo huérfana y progresivamente se queda sin pueblos. Están arrinconados ya que solo les queda encubrir sus objetivos adheridos al funcionamiento del mercado capitalista o simular, copiándose malamente de la izquierda popular, progresista y socialista. Al volver la izquierda a ser hegemónica, el pueblo se hace protagonista. Así se esta escribiendo esta aurora del siglo XXI en América Latina.