Fidel Ernesto Vásquez I.

29.Nov.2010 / 04:55 pm

 

También quedan de manifiesto  las presiones en América Latina para tratar de aislar a la Venezuela bolivariana liderada por nuestro Comandante Presidente Hugo Chávez

Luego que Wikileaks revelara miles de documentos secretos de Estados Unidos, las primeras repercusiones ya se hicieron escuchar en el mundo por parte de diferentes gobiernos y líderes políticos.

En el caso de Paraguay, el Ejecutivo precedido por Fernando Lugo expresó este lunes su preocupación y solicitó informes a la Casa Blanca sobre operaciones de espionaje contra su país en 2008.

Así lo confirmó una nota oficial entregada en Asunción a la embajadora estadounidense, Liliana Ayalde.

Finalizada una reunión en el Ministerio de Relaciones Exteriores, el titular de esa cartera, Héctor Lacognata, entregó el documento a la diplomática, donde se manifestó “la preocupación del gobierno Paraguayo por la citada información y, al mismo tiempo, se solicita informes sobre la veracidad y alcance de tales acciones al gobierno norteamericano”.

El canciller paraguayo indicó a la prensa que éste “es un tema delicado que requiere mucha prudencia y responsabilidad” por parte del gobierno nacional.

Según las revelaciones de Wikileaks, la administración de Estados Unidos ordenó a sus diplomáticos en Paraguay recabar datos sobre los candidatos presidenciales en 2008.

Sorprendentemente, las informaciones demandaban la obtención de datos biométricos, huellas dactilares, fotografías, escáneres del iris e información genética del actual mandatario Fernando Lugo, y de los candidatos Blanca Ovelar, Luis Castiglioni y del general golpista Lino Oviedo.

Los documentos del Departamento de Estado muestran que la Casa Blanca reclamó a sus funcionarios confirmar la existencia o no de yacimientos de hidrocarburos en la región del Chaco paraguayo.

También les ordenó investigar sobre el narcotráfico y la construcción de mezquitas en el país latinoamericano.

Por su parte, el presidente legítimo de Honduras, Manuel Zelaya, anunció que denunciará a Estados Unidos ante la Corte Penal Internacional (CPI) por su implicación en el golpe de Estado que lo derrocó en junio de 2009.

Al conocer los documentos secretos filtrados por Wikileaks, el ahora líder del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) declaró que las revelaciones “comprometen mucho” a Washington “porque conociendo el delito, lo encubrieron”.

“La inteligencia estadounidense sabía del golpe de Estado”, aseveró Zelaya.

En un informe enviado a la Casa Blanca a raíz del derrocamiento del presidente, el embajador norteamericano en Tegucigalpa, Hugo Llorens, reconoció que “los militares, la Corte Suprema y el Congreso Nacional han conspirado el 28 de junio en lo que constituyó un golpe de Estado ilegal y anticonstitucional contra el poder Ejecutivo”.

Según los textos de Wikileaks, el diplomático admitió que Zelaya no violaba ley alguna o que intentaba perpetuarse en el poder mediante la reforma constitucional, como lo afirmaron los militares y políticos golpistas.

“Los argumentos esgrimidos por los defensores del golpe son a menudo ambiguos, no tienen ninguna validez sustancial y en algunos casos son abiertamente falsos”, expresó.

Zelaya aseguró que los documentos le permitirán acudir a la CPI para denunciar a Washington como violador de los derechos humanos, porque no tomó ningún tipo de prevención sobre lo que ocurría en Honduras.

En tanto, el gobierno alemán trató de restar importancia a los documentos difundidos por Wikileaks, aunque con respecto a ese país los diplomáticos estadounidenses realizaron varios juicios poco agradables sobre funcionarios de la presidenta Angela Merkel.

Los diplomáticos estadounidense informaron a Washington que Merkel prefiere “quedarse en la retaguardia hasta conocer el equilibrio de fuerzas”.

Sobre el vicecanciller y ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, los documentos señalaron que “respeta ahora a la administración de Obama”, pero “no debemos olvidar que cuando era parte de la oposición criticó a EE UU durante los últimos ocho años”.

El embajador estadounidense en Berlín, Philip Murphy, se mostró «muy furioso» sobre la publicación de los documentos comprometidos. Sin embargo, rechazó disculparse.

También implicó a miembros del Partido Liberal como informante de la embajada estadounidense.

En total, Wikileaks publicó 250 mil nuevos documentos secretos y confidenciales de la diplomacia estadounidense.

La mayor filtración de la historia deja en evidencia la ambigüedad y doble rasero de la política exterior de Washington, así como sus relaciones con algunos de los puntos más conflictivos del mundo.

Entre otras cosas, en ellos se muestra la desconfianza que generan en Estados Unidos el político ruso Vladimir Putin, el francés Nicolás Sarkozy o el italiano Silvio Berlusconi.

También quedan de manifiesto los intentos de bloqueo a Irán y las presiones en América Latina para tratar de aislar a la Venezuela bolivariana liderada por Hugo Chávez, así como otras acciones sobre los Gobiernos de Brasil y Turquía para defender los intereses comerciales de la mayor potencia mundial.

Además se conocieron las órdenes de la Casa Blanca para espiar a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La mayor parte de los documentos data de los seis últimos años y versan sobre las relaciones entre el Departamento de Estado con las 297 embajadas, consulados y misiones de todo el mundo.

De los textos, 40,5% están considerados como “confidenciales”, y 6% de los cables, unos 15.600 en total, son “secretos”.

En octubre pasado, Wikileaks había revelado 391 mil documentos sobre la guerra en Irak, que recogieron varias denuncias de torturas y abusos que Estados Unidos nunca investigó, muerte de civiles de las que no se informó, la ayuda iraní a milicias iraquíes y las operaciones clandestinas de una tropa de choque llamada Task Force 373 dedicada a asesinar a líderes rebeldes y efectuar operaciones encubiertas que van desde explosiones con minibombas atómicas hasta ejecutar a distancia coches bombas