Fidel Ernesto Vásquez I

9.Oct.2012 / 05:11 pm

De brillante calificó el presidente Hugo Chávez las elecciones del pasado domingo 7 de octubre, cuando más de 80% de los venezolanos «se volcaron desde la madrugada con pasión y alegría» a ejercer su derecho al voto.

«Si alguien quiere ver una democracia vigorosa, sólida, venga a Venezuela», dijo una vez más el Mandatario, tal y como lo hizo el domingo, horas antes de ser reelecto por más de ocho millones de venezolanos para el periodo 2013-2019.

Desde el Salón Ayacucho, ante una delegación de periodistas extranjeros, Chávez expresó su reconocimiento al pueblo venezolano y subrayó que «sin participación popular, cualquier modelo democrático es falso».

Al referirse al rol del Consejo Nacional Electoral (CNE) dijo: «Ha quedado demostrado, una vez más, que estamos en presencia del mejor sistema electoral de este planeta» y destacó el rol «paciente y humilde» de la Fuerza Armada como garante de seguridad durante los comicios.

Denunció acciones proselitistas de la derecha luego del cierre de campaña, como las llamadas telefónicas a miles de ciudadanos, para favorecer al candidato de la denominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Henrique Capriles.

«Nosotros no sólo derrotamos a Capriles ni a la coalición de Capriles, derrotamos a una coalición internacional de poderes (…) A pesar de toda esta batalla, de todos estos recursos infinitos e incalculables que la derecha puso en juego, ganamos en todos los estados, menos en Mérida y Táchira».

Ante la escalada mediática internacional que se propuso sembrar la idea de una Venezuela «dividida» y de la imposibilidad del diálogo entre los actores que se disputaban la Presidencia, Chávez recordó que durante las últimas dos décadas del siglo XX, el diálogo fue «a plomo».

«Nosotros inauguramos en 1999 una nueva era en Venezuela y uno de los elementos definitorios de esta nueva era es precisamente una nueva forma de diálogo, una apertura al diálogo, un llamado al entendimiento, a la convivencia, a la paz», enfatizó el Presidente.

Citó a modo de ejemplo la participación de todos los sectores del país en la elaboración de la Carta Magna y «desde entonces ese es nuestro espíritu», reiteró.

Explicó que tras el golpe de Estado de 2002, la oposición interpretó el diálogo como «un signo de debilidad» y se aventuraron a la tentativa desestabilizadora de la Plaza Altamira y del paro petrolero.

«Entienden el diálogo de la vieja manera, es decir: las élites y luego la imposición (…) Al final, si tú no asumes lo que ellos proponen, eres un tirano. Ese es el diálogo de ellos, es la imposición», agregó.

Segundo Plan Socialista de la Nación

El Mandatario adelantó que planifica para el próximo 10 de enero, durante el acto de su juramentación ante la Asamblea Nacional, la entrega del segundo Plan Socialista de la Nación para su discusión.

Subrayó que a partir de ese momento se crearán los diferentes mecanismos de consulta, de participación y de diseño para recoger las propuestas sociales, económicas y políticas de todos los sectores.

Informó que en los próximos días el Ministerio del Despacho de la Secretaría será transformado en un ministerio con poder de seguimiento y control a la gestión de Gobierno.

«Yo tengo mucha fe que un ministerio, un sistema de seguimiento y control, nos va a permitir lograr una de las metas más urgente del nuevo ciclo: elevar la eficiencia en la gestión de Gobierno».

Un triunfo para Mercosur

El jefe de Estado describió el resultado electoral del domingo como «un triunfo de Mercosur» y ratificó que la incorporación de Venezuela al bloque comercial, desde los intereses compartidos, consolida el frente energético del «nuevo mapa» de la región.

«No tengo duda de que el ingreso de Venezuela va a fortalecer aún más al Mercado Común del Sur desde el punto de vista geográfico, político, democrático», agregó.

Advirtió que los opositores a Mercosur «aplauden al Alca (Área de Libre Comercio para las Américas)» y recordó dos momentos cruciales para la derrota del modelo económico que implicaba este tratado: los triunfos de Luiz Inacio Lula Da Silva, en Brasil, y de Néstor Kirchner, en Argentina.

Sumó los casos de Evo Morales, en Bolivia, y Rafael Correa, en Ecuador, como factores que permitieron desechar la apuesta neoliberal para la economía regional e insistió que «si ellos no hubiesen llegado a tiempo», no sólo se hubiese implantado el Alca, sino que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) no existirían.