Artículos archivados en 3 septiembre 2011

  • Alberto Arvelo Torrealba: 106 años del nacimiento del poeta del llano venezolano

    Definitivamente si algún venezolano se ha identificado con el llano es el barines Alberto Arvelo Torrealba gran poeta, escritor, abogado, político, diplomático, educador y ensayista autor de la obra cumbre del folclore venezolano “Florentino y El Diablo”.

    Arvelo nació un 3 de septiembre, del año 1905, en el estado Barinas, ofreció una poesía de gran fuerza lírica y épica, a la cual no son ajenas las reflexiones filosóficas y existenciales, aunque sin disminuir ni enajenar la intensidad estética. Sus versos, además, responden a una vocación profundamente humana y universal. Un profundo contenido reflexivo, netamente existencial, que universaliza la angustia del poeta ante el mundo y la vida, y la expresión estética ricamente elaborada, trasvasada en imágenes de la más variada especie, aun sin dejar de apoyarse en un lenguaje a veces, pero no siempre, típicamente popular, y muy frecuentemente traducida en imágenes herméticas, cuya forma popular esconde la dificultad para captar plenamente su sentido.
    este gran representante del llano venezolano finalmente Muere el 28 de marzo de 1971 en Caracas.

    Autor del célebre poema Florentino y el diablo. Realizó estudios de primaria en su ciudad natal mientras que los de secundaria los efectuó en el liceo Caracas, donde se graduó de bachiller en 1927. Cursó estudió derecho en la Universidad Central de Venezuela, donde recibió el título de abogado y posteriormente se doctoró en ciencias políticas en 1935. Poeta en la tradición de los llamados “aedas del llano”, publica su primer volumen de versos, Música de cuatro, en 1928. Dedicado a la docencia, imparte clases de castellano y literatura en varios colegios y liceos de la zona metropolitana (1935-1936): colegio del Sagrado Corazón de Jesús de Los Dos Caminos, colegio Sucre, Instituto Pedagógico, liceo Caracas, Andrés Bello y Fermín Toro. Inspector técnico de educación secundaria en el Distrito Federal e inspector de primaria en Barinas y Apure (1936), es luego nombrado secretario de gobierno del estado Portuguesa (1937). Presidente del Consejo Técnico de Educación (1940). En ese mismo año publica sus Glosas al cancionero, que constituye un modelo de poesía con raíz popular y en donde además, publicó la primera versión de su poema Florentino y el diablo.

    Entre 1941 y 1944 se desempeñó como presidente del estado Barinas. Durante su gobierno, limpia los cauces de los ríos Pagüey y Masparro y restablece las rutas comerciales en el territorio de los llanos de occidente. Miembro de la Corte de Apelación (1948), embajador de Venezuela en Bolivia (1951-1952) y en Italia (1952), es nombrado ministro de Agricultura y Cría (1952-1955).

    En 1966 obtuvo el premio Nacional de Literatura, Mención Prosa, por su ensayo: Lazo Martí: vigencia en lejanía. Otras obras suyas fueron Música de cuatro (1928), Cantas (1932), Glosas al cancionero (1940), Florentino y el Diablo (1940/1957) y Caminos que andan (1952).

    La gran popularidad de sus versos se explica por los temas sacados de la vida y del paisaje cotidiano del habitante de las llanuras venezolanas, y por el uso de formas métricas y estróficas de atractiva sonoridad y de larga tradición popular, heredada de nuestro pasado hispánico: el octosílabo, la copla, la décima o espinela, el romance… Pero sus imágenes son muchas veces herméticas, producto de una elaboración poética rica y compleja, con los recursos de una vasta cultura.

    La riqueza creadora de Arvelo Torrealba es tal, en efecto, que es frecuente encontrar décimas, por ejemplo, en las cuales prácticamente todos sus versos contienen imágenes de hermosísima factura, aunque a menudo de difícil comprensión.

    La calificación de Arvelo Torrealba como «poeta nativista» nos parece hoy bastante discutible. No porque en su poesía no se cante, efectivamente, al paisaje y, en general, a la naturaleza venezolana, sino porque al lado de esto hay también en sus versos otros elementos, a nuestro juicio más importantes y definitorios, pero que la utilización, casi excluyente, del verso octosílabo, la cuarteta y otros recursos característicos de la poesía popular dominante en los llanos venezolanos, ha hecho que aquellos elementos pasen un tanto inadvertidos, incluso para críticos generalmente muy sagaces.