Artículos archivados en 12 diciembre 2010

  • Las Líneas de Chávez: ¡El Pueblo de las Dificultades!

    I
    Mire la calle.

    ¿Cómo puede usted ser

    indiferente a ese gran río

    de huesos, a ese gran río

    de sueños, a ese gran río

    de sangre, a ese gran río?

    No he dejado de recordar, durante esta semana, tan bellos versos de ese gran poeta de Cuba y de Nuestra América llamado Nicolás Guillén. No he dejado de reflexionar en el sentimiento y el sentido que contienen cada una de sus palabras. El gran río que hace doce años nos trajera a Miraflores -el pasado lunes 6 de diciembre se cumplió un nuevo aniversario de la Revolución hecha gobierno- es el mismo gran río de huesos, de sueños y de sangre, que ha vuelto a mostrar su caudalosa grandeza en este trance tan duro por el que estamos pasando.

    En estos días hemos constatado lo que no nos está permitido olvidar nunca, porque anima el espíritu mismo y la razón de ser de nuestra Revolución: somos ese “oscuro barro y dulce / con ojos como charcos”, como decía Benedetti, en el que una vez más nos hemos encontrado entre miradas amorosas.

    Aquel glorioso 6 de diciembre de 1998 lo recordamos este lunes con el agua a las rodillas y diluidos en ese río arterial que es el pueblo de nuestra Guajira. Allí elevamos nuestras oraciones a nuestro Dios y a los Dioses guajiros para que nos ayuden a superar junto al inmenso corazón del pueblo wayú todo el desastre que ha causado la inclemencia de las lluvias, produciendo el desborde de los ríos Limón y Paraguachón.

    A todos nuestros compatriotas de Sinamaica les hemos dado refugio en Fuerte Mara, en la aldea universitaria La Guajira y en todos aquellos espacios de los que pudimos disponer.

    Por todos lados anda nuestra gloriosa Fuerza Armada Bolivariana desplegada junto a Protección Civil, cuerpos de bomberos, el Poder Popular, el Frente Francisco de Miranda, la misión médica cubana, en un ejercicio de solidaridad y cooperación inédito hasta ahora en nuestra historia. Qué diferencia entre la Venezuela de hoy y la Venezuela de hace 11 años cuando nos cayó la tragedia de Vargas; qué diferencia, repito: aquel era un país indefenso; hoy tenemos un país con una gran capacidad para resistir estos embates, sobreponerse y salir adelante.
    Lo que está sufriendo el pueblo zuliano, al igual que el pueblo de Falcón, de Vargas y Caracas, de Mérida, Táchira y Trujillo, de Miranda, Sucre y Nueva Esparta no puede recibir otro nombre diferente al de tragedia.

    Para reforzar e ir más allá de las atribuciones de autoridades y entes regionales y las que en situación de normalidad corresponden al Ejecutivo nacional, decidí decretar, en esta semana, el Estado de Emergencia en los estados Zulia, Mérida, Trujillo y Nueva Esparta.

    Aprobamos un fondo especial de 100 millones -dentro del Fondo Nacional para la Emergencia redondeado en 10 mil millones de bolívares- para la región zuliana y cubrir así las operaciones de salvamento, alimentos y logística en general: 50 millones para la Guajira y 50 millones para el Sur del Lago de Maracaibo.

    Ahora más que nunca estamos obligados a la redistribución de lo humano sobre el territorio, de lo económico, de lo social, lo que, a su vez, implica la profundización de la Revolución democrática: la aceleración de la marcha hacia el socialismo, que es la solución a estos dramas, productos de la gran injusticia que aún impera en nuestro país.

    Lo reitero: lo que sufrimos no es consecuencia de una mala jugada que nos ha hecho la naturaleza. No. Es consecuencia directa de la injusticia que reina sobre la Tierra, y que afecta, en especial, a quienes menos han tenido que ver o han provocado esta cadena de calamidades: a los más pobres, a nuestros pueblos.
    II

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