Artículos archivados en 14 noviembre 2010

  • Las Líneas de Chávez : ¡Soldado Bolivariano!

    El lunes 8 de noviembre estuvimos celebrando, por todo lo alto, el décimo aniversario del Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela, en La Habana. No es poca cosa lo que hemos logrado durante estos diez años de su vigencia. Desde aquel luminoso 30 de octubre de 2000 en que fue firmado por el Comandante Fidel Castro y este servidor, Cuba y Venezuela le han dado vida a un nuevo modelo de relacionamiento entre dos países, entre dos pueblos.

    Diez años… Se dice fácil, pero hay que ver la cantidad de obstáculos que hemos debido superar para hacer realidad el conjunto de grandes beneficios que ahora disfrutan nuestros pueblos: beneficios que, hoy más que nunca, ameritan el fortalecimiento del Convenio para transitar diez años más hacia la consolidación de nuestras Revoluciones, cada una con sus matices, visiones y propósitos diversos, pero con una poderosa raíz fundamental de donde nuestras Repúblicas reciben la savia nutricia. Me refiero al legado de Bolívar y Martí, uno y el mismo sentimiento nuestroamericano y de Patria Humanidad: es el legado del que es viva encarnación el Comandante Fidel Castro.

    Tengamos presente que este Convenio fue la piedra fundacional de la ALBA. Cuba y Venezuela han trazado un camino común y compartido que va mucho más allá de la integración, para retomar y reivindicar plenamente la bandera histórica que nos legaron nuestros Libertadores: la unidad. La unidad fraterna que se basa en la cooperación, la complementación, la interdependencia, el apoyo mutuo y en la plena identificación con la causa del socialismo: del socialismo no como receta, como dogma, sino como construcción colectiva y, para decirlo con Mariátegui, como creación heroica de cada pueblo.

    La gran hermandad entre Cuba y Venezuela tienen una larga historia. Una historia que comienza con los planes de Bolívar y Sucre para liberar a Cuba, abortados por esos enemigos históricos de nuestros pueblos, Páez y Santander, que también dejaron su legado, sí, pero de oprobio y desvergüenza patria: es el legado que encarnan las oligarquías que hacen lo posible y lo imposible por reducir a Nuestra América a un nuevo coloniaje.

    Hablando de Bolívar y del proceso de Independencia tanta veces interrumpido y hasta frustrado, decía José Martí en 1893: Acaso en su sueño de gloria, para la América y para sí, no vio que la unidad de espíritu, indispensable a la salvación y dicha de nuestros pueblos americanos, padecía, más que se ayudaba, con su unión en formas teóricas y artificiales que no se acomodaban sobre el seguro de la realidad.

    Y para actuar sobre el seguro de la realidad, nada más pertinente que asumir cambios radicales, fundamentados en una nueva subjetividad. El mismo Martí, en 1891, había dado con la fórmula: El problema de la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio de espíritu. Durante estos diez años, Cuba y Venezuela hemos logrado, precisamente, el cambio de espíritu.
    Son diez años que han estado jalonados por conquistas históricas de la mayor trascendencia, que muy difícilmente habríamos podido alcanzar sin el apoyo fraterno y solidario entre nuestros pueblos y gobiernos.
    Bien lo dijo Raúl el 8 de noviembre: Este convenio ha constituido, hasta el presente, la base fundamental para la consolidación de nuestros vínculos. Mediante su ejecución hemos llevado a cabo acciones de elevado beneficio económico y social para ambos pueblos. Entre los sectores más favorecidos en estos programas se encuentran salud, educación, cultura, deportes, agricultura, ahorro energético, minería, informática, telecomunicaciones y la formación integral de cuadros, entre otros no menos importantes.

    En el caso de Venezuela, basta con pensar en la Misión Robinson (la liberación de Venezuela del analfabetismo) y en la Misión Barrio Adentro (la primera experiencia histórica de ejercicio sistemático de la medicina social en nuestra Patria). Es por eso que contar con la Revolución Cubana, ha sido y es para la Revolución Bolivariana un poderoso motivo de aliento y estímulo en la batalla por nuestra definitiva Independencia.

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