Artículos archivados en 15 diciembre 2009

  • ARISTÓBULO ISTÚRIZ: El Poder Popular debe traducirse en la conformación y consolidación del Estado comunal

    Por Fidel Ernesto Vásquez I.

    Para avanzar hacia la sociedad socialista que queremos, necesitamos transformar el Estado, este Estado piramidal, jerarquizado, estratificado, que tiene al poder nacional en la cúspide, luego el poder estadal, el municipal, las juntas parroquiales y por último el pueblo abajo y disperso; necesitamos achatarlo, horizontalizarlo, democratizarlo, hacerlo igualitario, con el pueblo organizado y consciente, convertido en sujeto de descentralización, con competencias y administrando recursos, convertido en Poder popular, ocupando un espacio dentro del Poder Público.

    Así lo expresó este martes el ex constituyente y dirigente nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) Aristóbulo Istúriz, a propósito de la celebración de los 10 años de la Asamblea Nacional Constituyente y de la aprobación de la actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

    La exposición del exvicepresidente de la Asamblea Nacional Constituyente, profesor Aristóbulo Istúriz abordo el origen de la razón que implico la elaboración de la Constitución del 99, así como la importancia de la construcción del Socialismo del Siglo XXI bajo el liderazgo de nuestro Comandante Presidente Hugo Chávez Frías, para la suprema felicidad de nuestro pueblo Venezolano y de los pueblos de la America y el Caribe.

    A continuación se coloca el planteamiento del Vicepresidente del Nororiente por el PSUV, Aristóbulo Istúriz en la Asamblea Nacional:

    La Constitución del 99  se da en un contexto político caracterizado por una crisis generada por el derrumbe del Consenso de Washington, el fracaso del neoliberalismo, lo cual nos obligó a revisar el viejo modelo democrático liberal burgués, basado en la democracia formal, representativa, fundamentalmente política; donde el derecho a elegir, ser elegido, votar, la libertad de prensa, de expresión, eran suficientes. En nombre de esas “libertades” se facilitaba el proceso de acumulación de capital, en medio de la creciente pobreza, la exclusión y la destrucción de la naturaleza.

    Los pueblos reaccionaron y comenzaron a ejercer justicia por sus propias manos, en Venezuela se expresó el 27 de febrero en el Caracazo; el 4 F.

    La Constituyente y la Revolución Bolivariana son productos de este proceso, también la Constitución del 99. Hay que afirmar que este proceso no ha concluido y más allá de nuestras fronteras, hay que endosarle el cambio de correlación de fuerzas en América Latina.

    El modelo de democracia representativa se instauró definitivamente en nuestro país, a partir del año 1958, la emoción y las expectativas generadas fueron muchas; pero estas se fueron desvaneciendo con los años, y en la medida en que los gobiernos “democráticos”, afianzaban la representatividad, asumían las formalidades de la democracia y enfatizaban en el contenido político, y aun en medio de un régimen de libertades públicas, de libertad de expresión y de convocatoria a elecciones periódicas; en esa misma medida se abandonaba la atención a la gente, y  sus problemas fundamentales, negándose la participación,     presenciamos el crecimiento progresivo y acelerado de la exclusión. El disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales pasó a ser “un asunto del marcado”, y la gente dejó la política a los políticos.

    El pueblo perdió la esperanza, dejó de creer, la democracia y la política pasan a ser un asunto de las elites beneficiarias del poder político y económico; de los partidos, y dentro de estos, de los cogollos; sin que a nadie le importara se instauró una democracia sin gente, esta perdió el interés   por lo publico ya que lo publico no le pertenecía y los políticos estaban tan ocupados en lo formal que no tenían tiempo para la gente, dejo de interesarles lo social, hasta que ocurrió lo que tenía que ocurrir.

    El pueblo no aguantó más y se lanzó a la calle sólo, tratando de hacer justicia por sus propias manos, como siempre las elites usaron las fuerzas armadas  para reprimirlo y las calles se ensangrentaron una vez más, centenares de muertos, en nombre del orden, la paz y la democracia. Aquello fue un latigazo a la conciencia de todos los venezolanos…a los venezolanos no le interesa la democracia, porque a la democracia no  le interesa los venezolanos…A la democracia venezolana le hace falta contenido social…La gente fue despojada de lo publico…se abandonó lo que es de todos…se abandonó lo social, se consolidó una democracia sin gente. Para nadie es un secreto lo que ocurrió en Venezuela aquel 27 de Febrero, conocido mundialmente como “El Caracazo”.

    Es bueno recordar  para que se sepa el por qué surge el 4 de febrero y cómo surge el liderazgo del Presidente Chávez y su relación con nuestro pueblo. Solo así se podría entender el por qué la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente originaria, cuando a los venezolanos nos llegó el momento de saber lo que no queríamos y necesitamos de un mecanismo democrático y participativo para acordarnos sobre el modelo de país que debíamos construir para sustituir el del pasado.

    De ese hermoso proceso de participación y protagonismo de nuestro pueblo que fue el proceso constituyente surge la Constitución bolivariana aprobada en Referéndum en diciembre del año l999. La Constitución Bolivariana no es el país que tenemos, es el país que queremos, el país por el cual luchamos, el país que estamos obligados a construir. Nuestra Constitución es de las más democráticas que se conozcan; tanto por su contenido como por el proceso seguido para su elaboración y aprobación

    El Constituyente del 99 no tenía otra opción, había que saltar a una nueva visión de la democracia, ahora participativa, protagónica, de un alto contenido social. De allí que asumimos la  Refundación de la República para ir de una democracia fundamentalmente política, a la construcción de una democracia social (léase universalizar los derechos); a  la construcción de un Estado de Justicia (léase la igualdad) para dar viabilidad al Estado de Derecho y todo esto en el marco del humanismo, donde el ser humano es lo fundamental.

     

    Durante estos primeros años de gobierno nos vimos obligados a dar prioridad a los excluidos (enorme deuda social que reposa sobre los hombros de nuestro pueblo), quienes requerían de respuestas rápidas y masivas; de allí el origen de las misiones como una estrategia para “baipasear” la estructura pesada y burocrática del Estado, utilizando la renta petrolera como fuente de financiamiento.

     

    Ahora necesitamos avanzar y profundizar en las respuestas estructurales y  estratégicas, necesitamos construir un modelo alternativo  al modelo de acumulación de capital, un modelo sustentable, el Presidente lo ha definido como el Socialismo del Siglo XXI, para expresar que asumimos las grandes líneas, los principios del socialismo, aplicados a nuestra realidad histórica y cultural, a la Venezuela de hoy, además de construirlo entre todos.

    Esto nos lo planteamos, convencidos como estamos todos de que en el modelo capitalista no es posible alcanzar la universalización de los derechos y mucho menos la igualdad tal como esta planteada en la Constitución del 99; al contrario la pobreza y la exclusión crecientes son una consecuencia estructural del modelo capitalista, junto a la destrucción del ambiente.

    Para avanzar hacia la sociedad socialista que queremos, necesitamos transformar el Estado, este Estado piramidal, jerarquizado, estratificado, que tiene al poder nacional en la cúspide, luego el poder estadal, el municipal, las juntas parroquiales y por último el pueblo abajo y disperso; necesitamos achatarlo, horizontalizarlo, democratizarlo, hacerlo igualitario, con el pueblo organizado y consciente, convertido en sujeto de descentralización, con competencias y administrando recursos, convertido en Poder popular, ocupando un espacio dentro del Poder Público. Así mismo requerimos de un modelo económico que introduzca la economía socialista, que amplíe las formas de propiedad, que priorice la propiedad social sobre los medios de producción, para asumir la propiedad social en función de la satisfacción de las necesidades.           

     

     

    Nos planteamos la construcción de un modelo inclusivo, que libere al hombre de la pobreza y que preserve el ambiente, en una sociedad donde las relaciones sociales se basen en la igualdad, la justicia social, la solidaridad, el amor, etc.; donde predomine la propiedad social sobre los medios de producción, para que la producción, al ser social se destine  a satisfacer las necesidades y no a la acumulación en pocas manos. Donde asumamos la soberanía científica y tecnológica en el marco del desarrollo endógeno, asumiendo la transferencia tecnológica; donde impulsemos la integración basada en la solidaridad, la complementaridad y la hermandad entre los pueblos, fortaleciendo la identidad; donde asumamos la diversidad cultural frente al pensamiento único impuesto por capitalismo, el pensamiento crítico frente al condicionamiento cultural y seamos capaces de interpretar la realidad para poder cambiarla.

    En definitiva requerimos de un nuevo hombre, de una nueva mujer. Requerimos un nuevo modelo de sociedad, de Estado y un nuevo modelo económico que respondan al Socialismo del Siglo XXI; al mismo tiempo que nos preparamos para defender nuestra soberanía y resistir los ataques del imperio.

    La estructura del Estado venezolano, caracterizada por su modelo capitalista burgués, en la que el pueblo tiene que atravesar todo un proceso burócrata, debe cambiar a fondo y volverse horizontal, para así consolidar el Poder Popular y hacerla más inclusiva y protagónica.

    Aristóbulo señaló que la nueva fase en la que está la Revolución Bolivariana “nos exige provocar cambios estructurales en el modelo de Estado, pues ya no son suficientes las misiones, por eso tenemos este gran reto que define al proceso revolucionario”.

    Igualmente, advirtió: “Tenemos que ser capaces de provocar cambios estructurales, cambiar la estructura del Estado, ese modelo burgués, capitalista; pues para que al pueblo le llegue medio, tiene que atravesar todo una estructura burócrata. Eso tiene que cambiar: el poder tiene que llegar al pueblo de manera directa”.

    Por ello, subrayó: “Necesitamos ir a fondo en el cambio del Estado y nuestro Presidente Hugo Chávez lo ha pedido. Necesitamos achatar esa estructura, ponerla más igual, más democrática, más horizontal, para que de esa forma logremos definitivamente la consolidación del Poder Popular”.

    El Poder Popular no puede ser visto sólo como el consejo comunal, sino que debe ser la transición del poder del Estado hacia el pueblo para que esté presente en todas las comunidades.

    “El Poder Popular debe traducirse en la conformación y consolidación del Estado comunal, que sirva de transición al socialismo, un proceso en el que se sustituya al Estado capitalista burgués por el Estado comunal; y eso debe lograrse a través de las comunas, que es el pueblo organizado”, expresó Aristóbulo Istúriz.

    Asimismo, puso como ejemplo, para comenzar la transición verdadera hacia el socialismo y lograr la horizontalidad del poder del Estado y el fortalecimiento del Poder Popular, los mejores gobernadores y alcaldes serán aquellos que permitan derrumbar la estructura propia de las gobernaciones y las alcaldías, que fueron consagradas dentro de la estructura capitalista burgués para convertirse en estructuras de inclusión y protagonismo del poder en manos del pueblo.

    De igual forma, detalló que este cambio estructural del modelo geopolítico en las regiones para dar paso al Poder Popular, debe ir acompañado por la trasformación conjunta del modelo económico capitalista y rentista, a fin de saltar al modelo de producción social, pues de lo contrario, no trascenderá la Revolución ni los procesos de cambio que vive el país.
    Además, Aristóbulo Istúriz refirió que todas estas transformaciones sociales de la Revolución Bolivariana deben estar sustentadas por la formación cultural del hombre y la mujer venezolana, para que así exista un nuevo ser social con conciencia profunda.