Artículos archivados en 6 septiembre 2009

  • Las líneas de Chávez: Desde Teherán (II)

    comandante-presidente-fidelvasquez.jpgSeguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración, continúa siendo la frase más acabada que expresa el sagrado propósito del pensamiento bolivariano: nuestro Libertador la escribió, un día como hoy, el 6 de septiembre de 1815, como respuesta de un Americano Meridional a un Caballero de Jamaica, Henry Cullen. Este monumental documento conocido por la historia como La Carta de Jamaica expresa la utopía concreta más sublime y trascendente que se haya forjado en este lado del mundo: las bases materiales para la construcción y la creación de un Nuevo Mundo aparecen en estas páginas que parecen haber sido escritas ayer en la noche.
    En verdad, la carta profética nos impulsa a reflexionar sobre la relación de nuestros pueblos con la utopía y, más aún, con la utopía concreta americana –que hoy adquiere su más nítida forma– a pesar de que todo parecía desmentirla en 1815.

    No otra cosa entonces fue lo que nos impulsó en Bariloche: no otra cosa este volar impetuoso a tierras distantes en lo espacial pero cercanas y hermanadas en nuestros corazones por medio de este sentimiento Sur-Sur que nos embarga. Se trata de la conformación de un mundo multiplural y pluripolar que nos blinde ante las amenazas imperialistas.

    Tal y como lo dije en Argelia, quiero reiterarlo: ante la nueva arremetida imperial y de sus movimientos de extrema derecha, golpista y vendepatria, que pretende frenar los cambios en nuestra América y en el mundo; ante esa agresión, la respuesta no es otra que acelerar los procesos de unión como lo estamos haciendo en nuestra región, a la vez que aseguramos los procesos de acercamiento e integración de los bloques geopolíticos.

    Por estos caminos andamos porque la única amenaza real y verdadera para todos nosotros es la continuidad de la hegemonía del imperialismo yanqui.

    El interés bien entendido de una República se circunscribe a la esfera de su conservación, prosperidad y gloria, decía Bolívar también en su carta profética de 1815. El desarrollo económico, el auge de las luces, la práctica cotidiana de la igualdad y, en consecuencia, de la libertad, son los elementos centrales de una República genuina en el marco del respeto y la defensa de todos al bien común y al bienestar colectivo.

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