Artículos archivados en 15 febrero 2012

  • Tareck El Aissami: Es la instalación del Congreso de Angostura la semilla del proyecto Simón Bolívar

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    Con la asistencia del primer mandatario nacional, Hugo Chávez Frías, se dio inicio a la programación de los actos conmemorativos del 193 aniversario del II Congreso Constituyente de Angostura celebrado el 15 de Febrero de 1819.

    En este sentido, desde Ciudad Bolívar, el ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El Aissami, fungió como orador de orden de dicho evento. Luego de saludar a las autoridades asistentes, procedió a manifestar las siguientes palabras:

    “Señor dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando, ha convocado la soberanía nacional para que ejerza su voluntad absoluta, me encuentro entre los seres favorecidos de la divina providencia, ya que he tenido el honor de reunir a los representantes del pueblo de Venezuela en este augusto congreso, fuente de autoridad legitima, deposito de la voluntad soberana, y ámbito del destino de la nación.

    Así exaltaba el Libertador hace 193 años la dimensión trascendental del Congreso de Angostura, en este discurso que el mismo calificó de proyecto de constitución, y que para nosotros militantes revolucionarios de la causa bolivariana representa una guía y una fuente de inspiración.

    (…) Pueblo, soberanía nacional e independencia ahí están los tres pilares políticos del proyecto de constitución que Bolívar presenta ante el Congreso y con él siembra definitivamente ante la historia la semilla del proyecto nacional Simón Bolívar, que hoy la revolución lleva adelante con el Comandante Hugo Chávez al frente.

    El discurso de Angostura es un documento fundacional de la revolución bolivariana que al ponerlo en práctica día tras día de la mano del pueblo venezolano demuestra que el libertador vive en las ideas y en el espíritu de quienes luchamos con la igualdad y la justicia.

    Parafraseando al poeta Gustavo Pereira, hoy un fantasma llamado Bolívar recorre de nuevo nuestra América para poner evidencia que a 200 años de la gesta de nuestros primeros patriotas la disyuntiva fundamental acerca del destino de nuestra sociedad sigue siendo, entre la independencia y la colonia, entre la soberanía y la sumisión. Esta es la realidad evidente que quieren ocultar quienes afirman que prefieren mirar hacia el futuro, hacia el pasado y pretenden hacernos olvidar de donde venimos.

    Decía el poeta Pereira que los enemigos del proyecto bolivariano, imperios articulados constructores de la burguesía apatrida, conspiran y siguen conspirando para que Bolívar se convirtiera en un ejemplo yerto, inofensivo y embalsamado, pero no lo lograron. Bolívar respira en el alma del pueblo.

    Fue en Angostura donde el Libertador definió su teoría del buen gobierno, al afirmar que el sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política. Tres de los pilares, según los cuales la revolución bolivariana, haya su acción para construir desde la independencia, la justicia con base a una sociedad  de iguales. Bolívar en la Angostura nos ha legado la identidad de la República, sus líneas están cargadas de conciencia patriótica, de expresiones del ser venezolano.

    En Angostura nos reconocemos como pueblo- nación, con costumbres y tradiciones propias; allí el padre de la patria nos enseña la importancia de la integridad territorial, de la unidad política y de la estructuración de un marco legislativo con raíces de profunda identidad y contenido nacional.

    En ese sentido, el Libertador deja claro que la esencia de las leyes, que de allí emanarían debía  responder a la naturaleza e ideosincracia propia de la patria, se pregunta, cito a Bolívar “…el espíritu de las leyes que estas deben ser propias para el pueblo, que se hacen, que es una gran casualidad que las de una nación puedan convenir en otras, que las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al genero de vida de los pueblos (…)”.

    Premonitoriamente, se responde a sí mismo Bolívar “He aquí el código que debíamos consultar y no el de Washington”.

    Que ironía histórica que hoy en día, estamos debatiendo las mismas realidades de aquellos tiempos. Hoy 193 años después de Angostura nuevamente el epicentro de la discusión discurre entre lo foráneo y lo nacional, entre los que somos pueblo y los que están en contra, entre la independencia y el neocolonialismo. Por eso nosotros estamos hoy, ante la obligación histórica y moral, de no permitir ese retroceso catastrófico, en el devenir que marca el destino hacia la consagración de la Venezuela potencia.

    Solo la revolución bolivariana que descansa sobre las bases de la dignidad de un pueblo, es la garante para impedir y vencer las sombras del ocultismo que profana el imperio retrogrado y decadente. El presente y  la realidad es distinta somos verdaderamente independiente y definitivamente libres y soberano. Somos un pueblo generando condiciones materiales, culturales, políticas, económicas, favorables al desarrollo de nuestras potencialidades (…)

    Puede nuestro pueblo, con su pecho bravío decirle a Bolívar, no le hemos fallado, que tenemos en Venezuela un gobierno eminentemente popular, justo, moral, baluarte de la igualdad y libertad, ese el gobierno bolivariano del presidente Hugo Chávez.