Artículos archivados en 6 diciembre 2011

  • 13 años de una victoria contundente que sepultó al Pacto de Punto Fijo

    Un día como hoy, hace 13 años, el Comandante Hugo Chávez fue electo por primera vez presidente de la República con un abrumador 56,2% del total de los votos escrutados, que lo llevaron a asumir el cargo de primer mandatario nacional el 2 de febrero de 1999.

    La llegada del Comandante  Chávez marcó el fin de una etapa política, caracterizada por el dominio bipartidista de Acción Democrática (AD) y Copei, quienes durante 40 años de democracia representativa sumieron al país en un caos político, económico y social.

    La implementación de políticas neoliberales y el consecuente malestar de la población del país, marcó la candidatura de Hugo Chávez: él representaba la esperanza de cambio en Venezuela.

    A partir de la rebelión militar ante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, el 4 de febrero de 1992, por parte del Movimiento  Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200) la población venezolana registró para siempre la figura de quien sería en apenas seis años el nuevo presidente de la nación y el líder de una revolución que marcó un antes y un después en la historia política nacional.

    Nunca antes un líder en el país se había hecho responsable de una derrota. Allí y luego de pronunciar el famoso «por ahora», Hugo Chávez entró en la historia y el corazón del pueblo.

    Los estertores del puntofijismo

    En 1998, la campaña electoral estuvo caracterizada por el contraste entre lo viejo y lo nuevo. Los partidos tradicionales, ante los pronósticos claros de que el entonces candidato Hugo Chávez, acaparaba las preferencias del electorado nacional resolvieron unir fuerzas y apoyar a un único candidato, Henrique Salas Römer.

    Este apoyo significó que los partidos del Pacto de Punto Fijo traicionaran a sus propios candidatos en plena campaña; Alfaro Ucero candidato original de AD, perdió el apoyo de su tolda, mientras que la ex Miss Universo, Irene Sáez perdió el respaldo que le había ofrecido el partido socialcristiano Copei.

    Este panorama y modos de actuar típicos del «puntofijismo» se sumaron a la identificación que el pueblo creó con Hugo Chávez durante su campaña para obtener una victoria contundente el 6 de diciembre.

    En febrero del año siguiente (1999), el nuevo presidente inició los cambios en las estructuras políticas del país y ese mismo año cumplió con la primera de sus promesas electorales: convocó a una Asamblea Nacional Constituyente.

    Redactar una nueva Constitución era el primer paso para garantizar el cambio, así pues, el 25 de abril de 1999, por medio de un decreto del Ejecutivo, se realizó un reférendum consultivo de carácter vinculante en el que el pueblo venezolano decidió sustituir la Constitución de 1961, a través de la creación de una Asamblea Nacional Constituyente.

    Después de intensos meses de trabajo y discusión abierta con los ciudadanos, el 15 de diciembre de 1999 se realizó el referéndum definitivo, en el cual el pueblo decidió, por un 71,78% de los votos escrutados (3.301.475), aprobar la nueva constitución. Fue la primera Carta Magna aprobada por consulta popular en la historia del país.

    Irrumpe el Poder Popular

    En los años siguientes, y ya con un nuevo marco jurídico, que rompía el pacto puntifijista que sellaba las políticas del bipartidismo; comenzó el cambio profundo en Venezuela.

    Desde el ejecutivo se instaló un nuevo Plan de Desarrollo de la Nación. El Plan Simón Bolivar, que establece las líneas estratégicas de desarrollo nacional, basado en el ideal bolivariano, socialista y con una visión de inserción en un mundo multipolar.

    Acorde con este plan, el Gobierno Bolivariano instauró las llamadas Misiones Sociales, creadas para atacar de manera inmediata los problemas básicos de la población nacional: salud y educación.

    Es así como nacen Barrio Adentro, en colaboración con la república de Cuba, destinada a ofrecer asistencia médica primaria a los sectores más desfavorecidos de la población; y la Misión Robinson, que alfabetizó a miles de ciudadanos y que en el año 2002, logró que Venezuela fuera declarada por la Unesco como territorio libre de analfabetismo.

    Estas misiones sociales crecieron y fomentaron la creación de otros planes mayores, a lo largo de estos trece años, los cuales incluyeron la atención médica especializada (Misión Milagro, Misión Sonrisa, Misión Negra Hipólita) y la inclusión educativa (Misión Ribas, Misión Sucre)

    La inversión social durante la revolución bolivariana se ha incrementado masivamente de 8,2% del Producto Interno Bruto (PIB) en 1998 a 13,6% en 2006, dicha inversión social, suma 440 mil millones de dólares en los últimos doce años, y representa 40% del gasto planificado para el presupuesto de 2012, de acuerdo a cifras ofrecidas recientemente por el Ministro de Planificación, Jorge Giordani.

    Estas medidas estructurales, de inclusión social, en las que el ciudadano venezolano se ve incluido en la toma de decisiones, en la elaboración de leyes y en definitiva, en el ejercicio de la democracia participativa y protágonica, sientiéndose poseedor del poder popular, tal y como lo dicta la constitución aprobada por el mismo, generan resistencia en los sectores de derecha, defensores del sistema capitalista.

    Hoy, a 13 años de ese acontecimiento que cambió la historia contemporánea del país; se evidencia más que nunca la lucha entre modelos; el de una propuesta socialista e inclusiva que privilegia al ser humano, frente el sistema capitalista en crisis, que privilegia la búsqueda de beneficios económicos.