Fidel Ernesto Vásquez I.

14.Mar.2011 / 12:56 pm

Clodovaldo Hernández/ Ciudad CCS

En un centro comercial, alguien dice: “es de Diosdado Cabello”; en Oriente, en una envasadora de atún, otro afirma: “es de Diosdado” y así, bajando en la escala de las propiedades hasta llegar a autobusetes y carritos de perrocaliente, todo sigue siendo suyo.

Díganos: a fin de cuentas, ¿de qué es dueño usted?

—Primero, de mi vida, afortunadamente. Tengo mi familia, mi esposa y cuatro hijos; una casa, que no es de ahorita, sino de hace mucho tiempo. En Monagas dicen que le compré a mi mamá la quinta más lujosa. En verdad, vive en la misma casa hace 52 años. En Cumaná dije: “vamos a tomar mi atunera, porque si es de Diosdado es del pueblo y ni siquiera hay que expropiarla”… Esa es una estrategia de la derecha para golpear al comandante, debilitando a quienes estamos cerca y le demostramos fidelidad, lealtad: a Rafael Ramírez, a Jorge Rodríguez, a Elías Jaua… Lo grave es que eso ha permeado en la gente nuestra. Yo quiero que alguien se haga responsable de las denuncias para así defenderme. Tengo mi conciencia tranquila e invito a quien tenga una prueba a que la presente.

—¿Por qué usted es el más señalado?

—No es gratis, yo he asumido lo que mucha gente del chavismo ha evadido. Por ejemplo, yo asumí que Lina Ron era mi amiga, en las buenas y en las malas. Otra gente le escurrió el bulto porque Lina no convenía. Otro ejemplo: he dicho y sigo diciendo que si al Presidente le pasa algo, Alberto Federico Ravell tendrá las manos metidas en eso, y no me voy a quedar de brazos cruzados. Esperemos que no le pase nada.

—Hay quien dice que tiene una cuenta de millones de dólares en un banco suizo…
—Imagínate, debería estar en el ranking de los más ricos, junto con ese señor mexicano (Carlos Slim). Voy a reclamarle a quienes hicieron la lista.

—La denuncia contra Julio Borges fue su primera acción parlamentaria, ¿una pequeña revancha?

—No, no es un asunto personal. Yo le propuse despojarnos los dos de la inmunidad y él dijo que sí, pero después arrugó. Si ese señor tuviera vergüenza no abriría la boca. Después de eso llegó con unas bolsas de mercado ¡qué cosa tan ridícula, Dios mío! Uno se pregunta: ¿y estos son los que quieren gobernar? El pueblo debe ver que allí está la flor y nata de la oposición. Si gana la derecha, de allí saldrá el gabinete.

—Los periodistas que cubren la AN dicen que la Comisión de Contraloría está blindada bajo siete llaves porque allí hay unos casos contra usted y otros contra su hermano, José David Cabello.

—Yo no tengo ningún caso. La denuncia contra José David la hizo el compañero (Luis) Tascón, pero el caso fue cerrado porque ni siquiera se compraron esos vehículos. Desafortunadamente Tascón falleció, pero la verdad es que lo manipularon los mismos mafiosos transportistas que andan por ahí amenazando con un paro nacional.

—Muchos jurábamos que en procesos internos o se elige por la base o se elige a dedo. Ustedes parece que descubrieron una tercera vía, la cooptación, ¿qué carrizo es eso?

—En realidad, en una revolución madura, donde todos tengamos un nivel de conciencia justo, no debería haber elecciones internas porque éstas son un método burgués que nos han inyectado. Lo que debería funcionar es la cooptación, que consiste en que, dado un cargo con un perfil determinado, se postulan varios nombres, y un grupo, un comité, toma la decisión. Los casos de la gobernación de Guárico y la Alcaldía de Maracaibo demostraron que es el mejor método. Con primarias no hubiésemos ganado con 80% en Guárico ni subido 80 mil votos en Maracaibo. Aún estuviésemos lamiéndonos las heridas.

—¿Ese será el rumbo del PSUV?

—Ojalá, si la Revolución madura, ese debe ser el método.

—¿En Sucre hay problemas internos?

—Hay problemas en todos los estados porque teníamos directivas de 60 miembros que a veces funcionaban y a veces no, y las redujimos a 15. Quienes quedan fuera se molestan y dicen que la Revolución no podrá seguir sin ellos. Bueno, es válido creerlo, pero el debate debe ser interno. Lo cierto es que el partido en los estados no debe ser un organismo tutelado, una franquicia del gobernador.
—¿Hay riesgo de que se repita en otro estado el fenómeno de Henri Falcón?

—Pudiera haberlo porque quien se deja masajear el ego está propenso. Todo revolucionario debe preguntarse siempre: ¿qué hice para que Globovisión me saque algo favorable o Miguel Henrique Otero escriba algo bueno de mí o la Mesa de ultraderecha me invite a sus actos? Falcón cayó en eso, le dijeron “vas a ser el próximo Presidente”, se dejó rodear por vividores. Eso puede repetirse en cualquier ser humano. Ojalá no.

—¿Dentro de la Revolución, cuál es el futuro de una estrella de mediana magnitud, como lo es usted: cualquier cargo menos Presidente?

—Ya yo fui, je, je, es una ventaja que no tiene nadie en estos 12 años, excepto el dictador (Pedro) Carmona. Y firmé un decreto muy importante, devolviéndole la Presidencia al comandante. Fueron cinco horas y cuarto.

—Eso es muy poquito.

—No, vale, ya pasé. Además, cada uno tiene un rol aquí, no me asumo como “estrella intermedia”. Ojalá dentro de poco nos sustituyan jóvenes no contaminados, sin pecado original, formados en Revolución para que siga habiendo alternativa al capitalismo dentro de 20 o 30 años.

—¿Existe el chavismo sin Chávez?

—Yo dudo que exista, pero sí hay gente dentro del chavismo que quiere que Chávez se vaya. Piensan que él es una transición, que debe irse para que venga la verdadera Revolución. No les interesa que ninguna de las “estrellas intermedias” surja porque esa verdadera Revolución sólo saben hacerla ellos. Quieren que el Presidente se debilite, no me extrañaría que terminen aliados con la extrema derecha. Nosotros, en cambio, creemos que si Chávez está ausente no hay Revolución ni nada que se le parezca.

Los ojos en el candelero

Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela para el Nororiente, cumplirá 48 años en abril. Se inició en política a los 15. “A uno le da pena decir que viene de Bandera Roja, al ver como los líderes se entregaron a la derecha –dice–. Menos mal que algunos, como Elías Jaua, se vinieron para acá”.

Teniente del Ejército e ingeniero, es uno de los diputados más activos en Twitter. “Sería feliz si no me siguiera ningún escuálido, pero les encanta provocar”, comenta. Recientemente, la economista Ana Julia Jattar le escribió: “Ustedes han firmado su sentencia de muerte al vincularse con el asesino Gadafi”.
—¿Qué le contestó?

—Nada. Lo que hice fue retuitearla (reenviar el mensaje sin agregar nada) para que el pueblo sepa lo intolerante que es la derecha, incluso una señora que, supuestamente, es académica.

Diputado por su natal Monagas, Cabello fue gobernador de Miranda, presidente interino de la República, vicepresidente Ejecutivo y ministro de cuatro despachos (Obras Públicas y Vivienda, Interior y Justicia, Infraestructura, y Secretaría de la Presidencia). Siempre polémico, hasta los episodios jocosos atizan el candelero.

—Cuando el Presidente le piropeó los ojos, cualquiera en su lugar lo habría llamado para decirle: “¡coño, Hugo, te pasaste!”, cuéntenos: ¿qué le dijo usted?

—Je je, en realidad no fue él, sólo repitió lo que dijeron unas compañeras en el Aló, Presidente. No le vi ninguna malicia, fue un gesto de camaradería. De allí se agarraron miles para tildarnos de cualquier cosa. Yo respeto lo que cada quien haga con su vida, así que no me afectó en nada.