Artículos archivados en 2 marzo 2011

  • Gustavo Pereira: La cultura es fundamental para derrotar la dominación ideológica

    El poeta y constituyente afirmó que resulta más fácil deshacerse del dominio político, que del dominio ideológico, heredado de imperios foráneos. «Todavía nuestros pueblos siguen soñando con MacDonald (…) La independencia ideológica no la hemos conquistado», expresó

    Los cinco primeros siglos fueron de dominación económica, política e ideológica y si el actual proceso revolucionario no tiene la cultura para derrotar la inoculación ideológica, «no vamos a lograr nada».

    El señalamiento lo hizo durante su intervención como orador de orden en la sesión especial que efectuó la Asamblea Nacional (AN) en la esquina El Conde, Caracas, con motivo de la conmemoración del bicentenario del primer Congreso de Venezuela.

    Afirmó que resulta más fácil deshacerse del dominio político, que del dominio ideológico, heredado de imperios foráneos.

    «Todavía nuestros pueblos siguen soñando con McDonald (…) La independencia ideológica no la hemos conquistado», expresó.

    Explicó que los edificios se construyen y se caen, las instituciones se crean y se desvanecen, «pero las ideas permanecen».

    Pereira recordó que los pueblos antes eran de doctrina, es decir que los españoles los adoctrinaban con principios como el de la religión católica, que utilizaba el tribunal de inquisición.  Aseguró que la lucha de clases no ha terminado y que hoy está más viva que nunca.

    Enfatizó en su creencia  de que el olvido es la verdadera muerte y apuntó que: «La vida es una eterna dialéctica que vincula unas cosas con las otras», expresó.

    Subrayó que en los últimos tiempos ha cundido el argumento de que debemos olvidarnos del pasado y no rememorar algunos elementos. «Suele olvidarse que aquellas velas, suelen traer los actuales deslumbramientos».

    Se preguntó: ¿Cuál es la diferencia entre el genocidio que cometieron los españoles en América con el de EEUU en Irak o Vietnam?. El historiador también criticó severamente el sistema capitalista que a su juicio convierte a los ríos, y mares en cloacas. «Quienes tenemos conciencia no podemos estar de ese lado», expresó.

    El experto en Historia destacó que los Caribes resistieron hasta la Constitución de 1999, cuando por primera vez se reconocen los derechos de los pueblos indígenas.

    Recordó que en otros pueblos hermanos, no han sido tan afortunados como el caso de los Mapuches en Chile, quienes siguen librando esas luchas.

    La cultural es fundamental para poder derrotar la dominación ideológica que cinco siglos de sometimiento dejó el imperio español, con una trasgresión de los valores tradicionales de los seres humanos, con una superposición de antivalores, sostuvo el poeta y crítico literario Gustavo Pereira, este miércoles.

    Recalcó como algunos grupos dominantes siempre han pretendido olvidar la historia, que el pueblo no recuerde aquellos hechos del pasado que son historia.

    “El olvido de la historia es la verdadera muerte para el ser humano y coadyuva a propiciar la injusticia, que no tiene nacionalidad, ni color político», expresó.

    Consideró que el alma es la expresión de la conciencia sensible, la razón en estado de sensibilidad y la lucha por la justicia es larga e interminable, independiente del sistema social al que el sujeto aspire o en el que viva.

    Durante su discurso, Pereira hizo algunas reflexiones históricas y en ese tránsito puso especial énfasis en la importancia de no olvidar el pasado, ya que quienes pretenden imponer ese olvido son los que propician las injusticias.

    En referencia al capitalismo, Pereira señaló: “Los países del tercer mundo tuvimos la ingrata dicha de poseer riquezas que son la envidia de quienes agotaron las suyas por un sistema de vida que ningún planeta puede resistir, un sistema que deforesta millones de hectáreas de bosques y de selvas todos los años, que ha hecho del consumo y de la degradación del otro una forma de estar en el mundo”.

    “Quienes consideramos que tenemos una conciencia sensible no podemos estar al lado de quienes depredan y que justifican esa injusticia”, enfatizó.

    Antecedentes

    Con la presencia de la Junta Suprema que se había formado el 19 de abril de 1810, el 2 de marzo de 1811 se reunió en Caracas, en la casa del Conde de San Javier, hoy esquina El Conde, el Primer Congreso de Venezuela, que se llamó Supremo Congreso de Venezuela, el que habría de declarar solemnemente la Independencia el 5 de julio de 1811.

    Aquel 2 de marzo de 1811 se inoculó la voluntad independentista en un grupo de seres humanos en Caracas, recalcó.

    Al referirse a algunos antecedentes a esa fecha, Pereira mencionó los tres siglos de dominación colonial, desde los puntos de vista económico, político e ideológico.

    Recordó que para entonces, los indios no tenía idiomas, sino dialectos; no tenían religión, sino supercherías; no tenían comida, sino brebajes; no tenían vivienda, sino chozas, en fin, “y así decían que había que civilizarlos, y lo hicieron con genocidios”.

    Pereira sostuvo que el genocidio español fue producto de las condiciones sociales, políticas, económicas de una sociedad que tenía como paradigma la nobleza y consideraba el trabajo como una humillación.

    No obstante, apuntó que el primer Congreso venezolano establece las primeras tentativas de hacer justicia a los pueblos indígenas, como la eliminación de los tributos a esas comunidades.

    Hizo la salvedad de que de esos tres siglos, la dominación ideológica fue la más contundente, de la cual no es fácil deshacerse.

    “Por eso, siempre he creído que la cultural es fundamental para poder derrotar la inoculación ideológica que cinco siglos de sometimiento han dejado entre nosotros con una trasgresión de los valores tradicionales de los seres humanos, con una superposición de antivalores. Las ideas permanecen”, recalcó.

    Subrayó que no se trata de catequizar o adoctrinar a alguien, como solían hacer los españoles con los indígenas, sobre todo en relación con los principios de la religión católica, como lo hizo la iglesia reformista española que trajo a América los tribunales de inquisición que tenían por víctimas a los sacerdotes indígenas acusados de brujos y hechiceros.