Artículos archivados en 4 diciembre 2010

  • La crisis general del Capital

    Por Sergio Bacchi

    Este trabajo busca demostrar la validez de la teoría marxista para analizar el capitalismo actual justamente por ser una teoría abierta, que permite ajustarse a los cambios de la realidad sin negarse a sí misma.

    Este documento está basado sobre todo en la ley del capitalismo descubierta por Marx “Tendencia a la Caída de la Tasa de Lucro” presente en el libro 3 de “El Capital” y otros conceptos descritos por Marx en “El Capital”, como composición orgánica del capital, pero al inicio examina diversos temas elementales para poder alcanzar el objetivo sin que parezcan conceptos salidos de la manga de un mago, sino conceptos deducidos dialécticamente, siguiendo el hilo teórico conductor desarrollado por Marx y Engels, nuestros fundadores.
    1. Introducción

    La primera manifestación visible de la crisis general del capital fueron los acontecimientos de 1968 (1), como dejo claro donde describo – más adelante- la máquina típica de la época actual en los comienzos de los años 1960 con el surgimiento del órgano de control, el cuarto órgano de la máquina descrita por Marx con solo tres órganos (2), en el capítulo 7 de este trabajo titulado “La Máquina”.

    Comprender esta afirmación significa también entender el proceso de formación de valor en el sistema capitalista, o aún en cualquiera régimen de clases.

    Significa saber que sólo el trabajo humano genera valor. Justamente, esta afirmación está en el centro de las concepciones económicas de Marx y, por supuesto, de este trabajo. Entonces podemos entender en profundidad aquello que pasó para generar la crisis de 2008, o sea, una tentativa de sostener un sistema financiero no apoyado en el trabajo productivo, sino que solamente en la circulación financiera, lo que llevó a desmoronar toda esa economía, llevando al mundo al borde del colapso económico. Esto significaría la paralización de todos los sistemas financieros que, a largo plazo, será el fin de las finanzas en el capitalismo si no abolimos ese sistema y creamos otro que no se base en el mercado, o sea, que venga a abolir la explotación del hombre por el hombre y que pase a distribuir la riqueza producida buscando en primer lugar satisfacer las necesidades de todos en igualdad de condiciones.

    Por lo tanto, nuestro objetivo aquí es demostrar que el capital no tiene condiciones de superar la crisis en la que está sumergido hace ya unos 45 años, empleando solamente los conceptos desarrollados por Karl Marx y mostrando así que esta teoría, el marxismo, está viva y es la que puede dar cuenta de los sucesos hasta el fin del capitalismo.

    2. La base de la explotación del hombre por el hombre

    La explotación del hombre que en el capitalismo trabaja por un sueldo está en la forma de remuneración del trabajo humano y que clase social la define. Desde el inicio de la existencia del capital, los trabajadores reciben salarios de acuerdo a un contrato tácito entre el trabajador y su patrón, el dueño de los medios de producción, frente al cual el trabajador no tiene, hasta hoy, voz activa para exigir recibir toda la riqueza que crea. Los trabajadores siempre dejan parte del valor que crean en manos de los capitalistas, dueños de los medios de producción, y ésa es la verdadera razón de la desigual repartición de las riquezas y la forma de someter la clase trabajadora a la clase burguesa.

    A pesar de que en la sociedad las cosas no son tan tajantes como la presentada, y está claro que existen restos de las clases anteriores al capitalismo, desde esclavos hasta siervos de la gleba de la Edad Media, en lo esencial el régimen capitalista es definido por esas dos clases, asalariados (o proletarios) y capitalistas (o burgueses), ya que representan la inmensa mayoría de la sociedad. Pero aquí no se trata de mayoría o no, sino que de límites cuantitativos en la generación de valores y nadie discute que son fundamentalmente los asalariados quienes generan la mayor cantidad de valor en el seno de la sociedad capitalista y que los capitalistas solamente administran la generación del valor de la forma que más les interesa y administran el propio valor en sí. Por lo tanto, los asalariados, la clase dominada en el capitalismo, no tienen directamente voz activa en la producción y, por consiguiente, en su destino social, ya que es en el proceso productivo donde el hombre genera su vida. Es ese hecho el que crea la alienación social, tanto del asalariado como del capitalista.

    3. Los regímenes sociales por los que pasó la humanidad

    Los hombres surgen en completo desamparo en el seno de manadas de monos que lograron un desenvolvimiento superior a los demás. Esos hombres, desde su surgimiento, desarrollan un conocimiento del ambiente en que surgieron, la naturaleza terrestre, para alimentarse y protegerse mejor de las intemperies naturales.

    Desde que surgen los hombres, hace 50 a 70 mil años, solamente hace unos 10 o 12 mil años que los hombres pasan a esclavizarse unos a otros. La esclavitud presupone otro hecho, y es que la producción humana pasa a generar excedentes, o sea, los hombres ya no consumen todo lo que producen durante su vida, de los que se apropia el señor de esclavos, apropiación ésta que es el origen de la plusvalía actual en el capitalismo.

    Por lo tanto, tenemos que prestar atención a cómo caminó la humanidad hasta llegar a su estado actual, que viene a ser un desarrollo histórico de una sociedad primitiva, surgida de la animalidad y en lucha con la naturaleza y con sus semejantes, desenvolviéndose a duras penas hasta el estado en que nos encontramos.

    El régimen esclavista estuvo vigente hasta el siglo V después de Cristo, con la destrucción del Imperio Romano que venía en crisis desde hacía algunos siglos, pues se habían agotado sus condiciones de generar más fuerzas productivas en su seno. En verdad, el Imperio Romano venía en crisis desde antes del nacimiento de Cristo, debido a las rebeliones de esclavos, la corrupción imperante en la aristocracia y las guerras con los bárbaros. Cayó el Imperio Romano y con él, la esclavitud. Así se generó el régimen feudal, régimen en que el señor podía cobrar al campesino el diezmo, o una parte de la producción agrícola del siervo, y éste tenía el derecho inalienable a residir y trabajar en la gleba donde nació y a ser protegido por el señor feudal, a pesar de que numerosas veces pudiera ser reclutado como guerrero por el señor para proteger sus tierras. Estas son las características esenciales del feudalismo dichas de forma muy rápida y superficial.

    A partir del siglo X a XI, el feudalismo europeo comienza a degenerarse. Esta degeneración lleva al surgimiento de la centralización en los diferentes reinados. Esto era de interés de los burgueses que ya se desarrollaban, tanto en el comercio exterior como con la aparición de las empresas financieras, o sea, los bancos. La evolución de ese proceso condujo a la fundación de los diferentes estados nacionales por exigencia de la burguesía, que no quería pagar un impuesto al atravesar cada feudo con sus mercaderías, y sí pagar un impuesto único para atravesar un país.

    Esa situación evoluciona hacia la democracia burguesa que vivimos hoy, aunque que aquellas revoluciones a nivel europeo tuvieron diversos aspectos, algunas fueron radicales y progresistas, como en Inglaterra y Francia, y otras conservadoras, como es el caso de los países ibéricos: Portugal y España, que pasaron a ser países dependientes de otras naciones europeas, llamadas países centrales del capitalismo.

    Las revoluciones capitalistas generan el sistema colonial con las navegaciones de los europeos por el oriente y occidente. Colonizando en oriente a la India, China y otros países menores y casi todos los pueblos africanos; y en el occidente, a toda la América, generando además los EUA y Canadá –que en seguida pasan a integrar los países centrales–, y todos los países latino-americanos que como oriundos de países dependientes y conservadores heredan desde el inicio esa dependencia y conservadorismo, personificados en las oligarquías latinoamericanas.

    Posteriormente, con el transcurrir de la historia, Inglaterra pierde su hegemonía para los Estados Unidos de América del Norte y nuestros países latino-americanos transitan del colonialismo al neocolonialismo y hasta hoy se debaten en esa situación, sin poder realizar su independencia económica y social.

    4. Fases del Capitalismo

    Para comprender cómo el capital arriba a la situación actual es necesario que analicemos rápidamente su evolución histórica.

    Como ya vimos, cuando el feudalismo llega al fin de su desenvolvimiento histórico, cuando en su seno ya no puede desarrollar más fuerzas productivas, comienza a emerger el capital, todavía en pleno feudalismo. Ese desarrollo, en su primera fase se da en las ciudades estado italianas, principalmente en cuatro de ellas: Florencia, Venecia, Génova y Milán.

    El capitalismo desarrollado en las ciudades estado italianas estuvo basado en la forma de producir artesanal. Esa forma primitiva de capitalismo todavía no conocía las máquinas modernas que solo aparecerían bastante más tarde. Las principales características del capitalismo de esa época son: los artesanos eran profesionales que conocían cabalmente su profesión y eran dueños de los medios de producción. Por ejemplo, un carpintero sabía ir al bosque a escoger un árbol, cortarlo, secarlo, aserrarlo en tablas y construir toda clase de muebles con esas tablas. Un artesano zapatero sabía abatir al animal, sacarle la piel, curtirla, preparar los moldes para un par de botas o zapatos, cortar el cuero, coser los pedazos y colocar suela, consiguiendo un calzado listo para el uso.

    Pero, como lo demuestra la historia, la naciente burguesía no se contentó con ese proceso de producción artesanal. Era necesario desarrollar métodos y formas de producir que aumentasen la producción y dejaran mayor cantidad de lucro. Para tal efecto era necesario introducir otra forma de producción capitalista, la manufactura, que es nada más que la especialización de los trabajadores que ya no son más dueños de los medios de producción, y donde cada trabajador realiza siempre una y la misma operación, todavía con herramientas, sin máquinas. Entonces el capitalista reunía un gran número de trabajadores bajo el mismo techo, donde cada uno ejecutaba una operación, hasta que el producto salía terminado después de la última operación. Así, un trabajador en el sistema manufacturero era un maestro en una operación, pero, ya no conocía las demás operaciones para elaborar el producto completo.

    A cada cambio en el modo de producir del capital, hasta la producción en serie, o fordista-taylorista, cambia la nación hegemónica. Cuando la artesanía dejó de ser el modo de producir prioritario del capital, la forma de producir pasó a ser la manufactura y Holanda fue el país que desarrolló ese método de producción y tomó la hegemonía del capital. Ese cambio se da alrededor del siglo XV y son los holandeses quienes desarrollan empresas protegidas y, hasta cierto punto, financiadas por el estado, muchísimo más complejas que las logradas hasta entonces por las ciudades estado italianas. Es a través de una de esas empresas que los holandeses invaden en diversas ocasiones las costas de Brasil, intentando establecer allí una colonia holandesa, sin conseguir su objetivo. Pero consiguen establecerse en las islas de Curazao, Bonaire y Aruba, al norte de Venezuela, que hasta hoy forman parte del reino holandés. También colonizan África del Sur, dejando a los boers como sus descendientes, mestizados con tribus sur africanas.

    La manufactura entró en crisis al final del siglo XVI e inicios del siglo XVII. Para solucionar esa crisis fue necesario un cambio profundo en la forma de producir y en la organización de las empresas. Y esta vez le tocaba a los británicos encabezar los cambios en la producción. Así llegó el momento de desarrollar la forma de producir a la que Karl Marx llamó de gran industria, que también podría llamarse de industria mecanizada. En Inglaterra desarrollan máquinas para diferentes ramas industriales. Con eso, y una reforma profunda en la organización industrial, Gran Bretaña pasó a ser la nación hegemónica del capitalismo y, con su nueva forma de producir, vence a la hegemonía del feudalismo en Europa y el capitalismo pasa a ser la forma de producción hegemónica en el mundo. Este cambio se da en el siglo XVII y Gran Bretaña mantuvo esa hegemonía hasta el final de la segunda guerra mundial, o sea, 1945.

    Al cabo de dos guerras mundiales, Gran Bretaña tenía su economía destruida y no tuvo cómo reaccionar para preservar su posición y así, los EUA suceden a Gran Bretaña en la hegemonía.

    El desarrollo de los Estados Unidos de Norte América se venía procesando desde bastante tiempo, de mucho antes de su ascensión a la hegemonía mundial. El país se hizo de dimensiones continentales, arrebatándole cada vez más tierras a México, y comprando tierras a Francia, España y Rusia. Muchos inmigrantes de diversas partes del mundo fueron recibidos en el país, formando una nación de inmensa capacidad productiva y, al mismo tiempo, desarrollando un consumo cada vez de mayor volumen y sofisticación, mientras prácticamente toda la producción era realizada en el país. Ese hecho, aliado al inmenso territorio y a la variedad cultural e iniciativa de su pueblo, transformó los EUA en el país hegemónico del mundo, política, económica y militarmente, hasta los días actuales.

    Para desarrollar una industria que pudiese alimentar el consumo de su población y el desarrollo de su complejo militar industrial que alimenta las necesidades de sucesivas guerras y ventas masivas de armas a muchos países, inclusive a Alemania nazi, los estadounidenses desarrollaron una nueva forma de producir que quedó reconocida como fordismo-taylorismo, y la organización de sus empresas adoptó la forma de corporación transnacional. Esa forma de producción combina las líneas de montaje del fordismo, desarrolladas en la industria automovilística con la especialización de los puestos de trabajo en la línea de producción concebida por Taylor. Esta forma de producir garantizó una productividad tal que el país no sólo era auto-suficiente en el consumo, sino que también tenía una gran capacidad de exportación.

    Pero, como ya mencionamos en el inicio de este documento, al final de la década de 1960 el régimen capitalista muestra las primeras señales de su agotamiento total. Ya no puede contener más fuerzas productivas en su seno, a pesar de que en algunos espacios todavía cabría algún desarrollo, por ejemplo, en China. Pero, como un todo, el sistema capitalista ya no podía contener ningún aumento de sus fuerzas productivas.

    5. El fin del fordismo-taylorismo y la automatización industrial

    Con el desarrollo de la ciencia como fuerza productiva inmediata, la aparición de abundantes descubrimientos científicos y el desarrollo de innumerables campos de la ciencia y de la técnica durante el siglo XX, condujo a la irrupción de los equipos digitales hacia el final de la primera mitad del siglo. Esos aparatos evolucionaron rápidamente en máquinas programables, los computadores, y de estos emergieron los microcomputadores, que pasaron a ser producidos en masa.

    Esas máquinas, naturalmente, fueron utilizadas en el control de otras máquinas, como tornos mecánicos, fresadoras y, por último, prácticamente en todas las maquinarias que se utilizan en la producción.

    La gran ventaja, desde el punto de vista técnico, de las máquinas controladas por computador, o por red de computadores, por un lado es la precisión en los objetos que fabrican, que algunas veces pasa de decímetros a milímetros, y por otro, la velocidad altísima a que trabajan. Por ejemplo, un robot soldador, utilizado en la industria automotriz distingue entre dos puntos una distancia de 2mm y puede tener una jornada de trabajo de 24 horas 7 días por semana. Un ser humano no consigue una distancia homogénea entre las soldaduras, pudiendo errar en 20 o 30mm y más cuando está cansado, sin contar que tiene una jornada de trabajo muchísimo más reducida que el robot.

    Pero desde el punto de vista económico, las ventajas para el capital son dos: la primera, la velocidad de producción que resulta muy superior a la máquina controlada manualmente y la segunda, que permite eliminar una inmensa cantidad de trabajo vivo. Esta última cualidad es responsable de la cesantía de más de 10% de los trabajadores del mundo y que continúa aumentando sin chances de disminuir mientras haya capitalismo, a pesar de lo que diga la propaganda del capital.

    Por otro lado, la aplicación del control automático en la producción tiene un solo límite. El único límite que encuentra la automatización industrial es en el trabajo creativo. Ninguna de las máquina que hasta hoy desarrollaron los hombres es capaz de realizar el menor trabajo creativo, solamente puede ejecutar un programa previamente almacenado en su interior. Por lo tanto, podemos desarrollar máquinas para ejecutar todas las operaciones productivas después que sea desarrollado un prototipo del producto que funcione correctamente.

    Sabemos que toda secuencia de operaciones puede ser reducida a un algoritmo o un diagrama de flujo, como es normalmente conocido. Ese algoritmo puede transformarse en un programa para computador y así comandar una máquina. También sabemos que sólo un acto creativo no puede ser reducido a un programa computacional, porque en realidad no sabemos qué vamos a encontrar más adelante en una creación. Entonces, la creación estaría solamente reservada al hombre, abandonando a las máquinas todo otro trabajo, pero esto sólo si nos libramos del régimen capitalista.

    Si la sociedad viviera en un régimen social donde la producción no tuviera como objetivo el lucro, la automatización industrial liberaría al hombre de una inmensidad de trabajos cansadores y alienantes.

    6. La Máquina

    Marx abre así el capítulo XIII de “El Capital”, titulado “La maquinaría y la Industria Moderna” (3):

    En su obra “Principles of Political Economy”, John Stuart Mill dice:

    “Es dudoso que las invenciones mecánicas hechas hasta ahora hayan aliviado la labor diaria de algún ser humano”.

    Y en una nota de pié de página, Marx afirma:

    Mill debería haber dicho: De algún ser humano que no viva del trabajo ajeno. Las máquinas aumentaron el número de los abastecidos ociosos.

    Y sigue: No es ése el objetivo del capital cuando emplea maquinaria. Ese empleo, como cualquiera otro desarrollo de la fuerza productiva del trabajo, tiene por fin abaratar las mercancías, acortar la parte del día de trabajo de la cual precisa el trabajador para sí mismo, para ampliar la otra parte que él da gratuitamente al capitalista. La maquinaria es un medio para producir plusvalía.

    Por lo tanto, es primordial tener en mente este hecho cuando se estudia la máquina. En primer lugar, es un medio de producir plusvalía en nuestra sociedad actual.

    Más adelante, en la nota de pie de página Nº 89, comentando la máquina de hilar de John Wyatt, Marx dice:

    Antes de él, fueron empleadas máquinas para hilar, a pesar de ser muy imperfectas, e Italia fue probablemente el país donde primero aparecieron. Una historia crítica de la tecnología mostraría que difícilmente una invención del siglo XVIII pertenece a un único individuo. Hasta hoy no existe esa obra. Darwin nos interesó en la historia de la tecnología natural, en la formación de las plantas y de los animales como instrumentos de la producción necesaria a la vida de las plantas y de los animales. ¿No merece igual atención la historia de la formación de los órganos productivos del hombre social, que constituyen la base material de toda la organización social? ¿Y no sería más fácil reconstituirla, una vez que, como dice Vico, la historia humana se distingue de la historia natural, por haber hecho el hombre una y no haber hecho la otra? La tecnología revela el modo de proceder del hombre con la naturaleza, el proceso inmediato de la producción de su vida y así elucida las condiciones de su vida social y las concepciones mentales que de ellas discurren. Aún una historia de la religión que ponga a un lado esa base material, no es una historia crítica. En realidad, es mucho más fácil descubrir el tronco terreno de las nebulosas representaciones religiosas, analizándolas siguiendo el camino opuesto, descubrir, partiendo de las relaciones de la vida real, las formas celestiales correspondientes a esas relaciones. Las fallas del materialismo abstracto fundado sobre las ciencias naturales, excluyendo el proceso histórico, son luego percibidas cuando nos detenemos en las concepciones abstractas e ideológicas de sus portavoces, siempre que se aventuran a ultrapasar los límites de su especialidad.

    De esta manera, abordamos incluso, el carácter de la ciencia en general, además de la necesidad de investigar y registrar de forma crítica la historia de nuestros medios de producción, pues expresa todo el carácter de clase de los mismos. (4)

    Es en ese mismo capítulo donde Marx elabora la definición de máquina. Es interesante notar que, para Marx, la máquina representa un salto cualitativo, algo nuevo en relación a la herramienta, que permitió a la humanidad pasar a producir una existencia nueva para sí, a pesar de que esto no haya ocurrido hasta nuestros días. Marx critica la falta de criterio que tuvieron matemáticos, mecánicos y economistas de la época, al encontrar que la máquina era puramente una herramienta compleja, no una construcción cualitativamente nueva, antes inexistente, que resulta de la agrupación de numerosos instrumentos mecánicos.

    Afirma Marx: Toda maquinaria desarrollada consiste en tres partes esencialmente distintas: el motor, la transmisión y la máquina herramienta. (5)

    El Motor – Es el órgano encargado de entregar la energía a toda la máquina. Existen, históricamente, una infinidad de tipos de motores, pero todos transforman una forma dada de energía en energía mecánica para mover el mecanismo. En la época en que Marx vivió, la física todavía no había desarrollado el concepto de energía.

    Podemos encontrar la rueda de agua que transforma la energía de una caída de agua en movimiento rotatorio, el molino de viento que transforma la energía eólica en movimiento rotatorio, el motor a vapor que transforma la presión del vapor de agua en movimiento de vaivén horizontal que una biela transforma en movimiento rotatorio, precursor del motor a explosión de los vehículos actuales. Existen máquinas movidas por fuerza animal –del burro, buey y otros-, como en las moliendas de caña de azúcar del Brasil colonial, y Marx habla de molinos en Alemania movidos por fuerza humana, hombres a quienes se uncía por el cuello a una rueda grande de madera para evitar que durante el trabajo llevasen el trigo molido a la boca. Pero con el advenimiento del motor eléctrico vino una serie de avances en la organización de la fábrica, pues, entre otras ventajas, la electricidad puede ser utilizada a muchos kilómetros de distancia de donde es generada. El motor es más compacto y puede estar alojado en el seno del mecanismo.

    Transmisión – La transmisión está encargada de modificar y transmitir el movimiento rotatorio del motor de diferentes maneras y entregar la energía necesaria para mover la máquina herramienta. La transmisión puede modificar el movimiento rotatorio, transformándolo en horizontal o vertical, e invertir el sentido de rotación, producir movimientos periódicos con poleas excéntricas, generar movimientos de vaivén con bielas, etc. Los engranajes, ejes, poleas, correas, etc., forman parte de la transmisión.

    Máquina Herramienta – Sobre la máquina herramienta Marx dijo:

    Los aparatos e instrumentos con que trabaja el artesano y el trabajador manufacturero aparecen de modo general en la máquina, a pesar de que muchas veces, bajo forma muy modificada, no son más instrumentos del hombre pero sí herramientas de un mecanismo, instrumentos mecánicos.

    Hoy, el serrucho del carpintero se tornó en sierra eléctrica. Y así pasó con casi todas las herramientas. Pero siempre la máquina herramienta será el objetivo, tanto del motor, que le entrega energía, como de la transmisión, que adapta el movimiento a las necesidades de la máquina herramienta. Es en esta máquina herramienta donde el objeto del trabajo resulta elaborado de la forma deseada. Sobre la máquina herramienta recae la responsabilidad de las transformaciones de los objetos del trabajo.

    Una máquina herramienta particularmente interesante de examinar es un torno mecánico, donde el metal es aprehendido para dársele innumerables formas, de acuerdo al objetivo del operador de la máquina, desde una tuerca a un tornillo. El motor, así como la transmisión, son mecanismos altamente complejos como para dar versatilidad al torno. El motor posee un sistema de regulación de velocidades, la transmisión puede hacer girar diferentes ejes a diferentes velocidades para regular la efectividad de la herramienta de corte, dando el paso exacto, por ejemplo, de determinada rosca para ser abierta en el metal. Un buen operador de torno mecánico es un trabajador altamente especializado. Debe tener conocimientos de los materiales con los que trabaja, metales y aleaciones metálicas, y saber cómo escoger y afilar las diferentes herramientas de corte para cada material y cada tipo de trabajo que va a realizar, conocer las velocidades que debe emplear de acuerdo con el material y tipo de trabajo, sin contar que debe conocer a la perfección la máquina que opera y sus limitaciones.

    Marx escribió reproches respecto a la ausencia de una historia crítica de los órganos de producción de la humanidad. Como él afirma, a partir de Darwin se perfecciona la historia del desarrollo de los órganos de los seres vivos, pero los órganos elaborados por los hombres para la producción durante su vida siguen sin una historia crítica donde se puedan estudiar ciertas particularidades de nuestras propias vidas.

    Esta es la máquina de la época en que Marx escribió “El Capital” y que se desenvolvió por muchos años manteniendo el mismo carácter. A partir del inicio de la década de 1960 hubo un salto cualitativo en la construcción de máquinas que cambió su carácter. Este salto se dio en función del surgimiento de la máquina programable, que introdujo la aplicación en las máquinas de un cuarto órgano, el órgano de control.

    La máquina programable por sí ya seria tema para diversos capítulos, pues es inmensa su importancia en el desenvolvimiento de la sociedad humana. Basta decir que la internet es una complejísima máquina programable que se extiende por todo el mundo y tiene sus motores en cada máquina digital conectada a ella. Pero por falta de espacio dejaremos de abundar mucho más a su respecto.

    Lo fundamental, en relación a lo anterior, ya fue dicho: es capaz de ejecutar un programa, cualquiera que pueda ser resumido por un algoritmo y su mayor limitación es no poder crear ni una línea de nada, pues no dispone de conciencia. Muchos quieren ver en aquello que llaman inteligencia artificial cierto grado de creatividad, pero, por lo menos hasta hoy, lo que tenemos son directivas programadas de un cierto objetivo y programas de variación de determinados parámetros y cuando una variación hace aproximarse más los resultados del programa al objetivo descrito en tal programa, el nuevo parámetro o parámetros resultan adoptados, y en caso contrario son descartados.

    Para Marx ya estaba claro que las máquinas desarrolladas por el capital fueron desarrolladas según sus necesidades para lograr maximizar la plusvalía, olvidándose del confort en el trabajo, la seguridad del trabajador y muchos otros detalles, como la economía máxima de energía, el mínimo de contaminación al medio ambiente, etc.

     

    Solamente en nuestros días entraron a la discusión estos asuntos, al tornarse críticos, poniendo en peligro toda existencia de vida en la tierra y aún la misma Tierra como planeta del Sol.

    7. Consecuencias del salto cualitativo de la máquina en la sociedad

    Las consecuencias de ese salto fueron muchas y en diferentes campos de la sociedad:

    • Consecuencias sobre la plusvalía, o sea, sobre el capital (6):

    Como comenta Marx en el libro 3 de “El Capital”:

    “La relación entre la plusvalía m y el capital variable v, o sea, m/v, llamamos de tasa de plusvalía, designada por m’. Así m/v = m’,y por consiguiente m = m’v. Referida al capital total y no al capital variable, la plusvalía llamase lucro l, y la relación entre ella y el capital total C, o sea, m/C, tasa de lucro l’. Así l’ = m/C = m/c+v, y substituyendo m por su valor m’v, encontrado arriba, tenemos l’ = m’ v/C = m’ v/c+v que se puede exprimir por: l’ : m’ = v : C; la tasa de lucro está para la tasa de plusvalía así como el capital variable está para todo el capital.” (7)

    La proporción l’ : m’ = v : C se puede escribir como: l’/m’ = v/C. Así se concluye que la tasa de lucro es siempre menor que la tasa de plusvalía, puesto que C que es igual a v+c es siempre menor que v.

    Marx define otro concepto, el de Composición Orgánica del Capital como COC = c/v.

    En el libro 3 de “El Capital” Marx después de extensa análisis de las fórmulas de tasa de plusvalía y tasa de lucro, haciendo variar uno de los factores por vez y manteniendo los demás fijos concluye:

    “La tasa de lucro es determinada por dos factores principales: la tasa de plusvalía y la composición orgánica del capital…”. (8)

    Por lo tanto, siendo la composición orgánica del capital igual al capital fijo, o sea, el conjunto de máquinas de determinada empresa productora más sus instalaciones, edificaciones, etc., dividido por el capital variable, o sea la masa de sueldos pagada por el capitalista; en la medida que los trabajadores van siendo substituidos por máquinas, ocurre que la composición orgánica del capital aumenta constantemente, esto quiere decir que al automatizar la producción la tasa de lucro disminuye constantemente, y significa despedir constantemente los trabajadores especialmente en los países más industrializados. Al despedir inmensas cantidades de trabajadores, el poder adquisitivo de la sociedad cae; como las máquinas no consumen lo que ellas mismas producen las mercancías no encuentran consumidores salvo a través del endeudamiento, tal cual sucede hoy en día.

    Por otro lado, también en el libro 3 de “El Capital” en la parte tercera titulada “La Tendencia a Caer de la Tasa de Lucro” Marx dedica más de 30 páginas en describir esa ley del capitalismo y en seguida analiza 6 factores que se oponen a esa ley, que son:

    1. Aumento del grado de explotación del trabajo;

    2. Reducción de los sueldos;

    3. Disminución del precio de los elementos de capital constante;

    4. Superpoblación relativa;

    5. Comercio exterior;

    6. Aumento del capital en acciones.

    En seguida se dedica en analizar las contradicciones internas de la ley.

     

    Pero como todo en la naturaleza está pendiente de un límite, cuando la tasa de lucro baja a determinado punto diferente de cero, pero razonablemente bajo, en verdad, el capital ya no puede soportar, pues la reproducción ampliada se interrumpe y el sistema entra en crisis que no es cíclica, sino que es una crisis generalizada del sistema. Con esto queremos decir que el capitalismo está condenado a una decadencia constante e irreversible, tal como lo describe Marx en sus obras. Y el capital, como un todo, ya no consigue contener más fuerzas productivas en su seno.

    Estas conclusiones que se pueden observar en nuestro cotidiano, como es el caso de la crisis financiera deflagrada en 2008 en los EUA, y que se extendió por Europa y prácticamente por todo el mundo. El ejemplo de esta crisis y de otras demuestra la vigencia del marxismo en nuestros días.

    • Consecuencias sobre los estados nacionales y el imperialismo:

    En el instante de la saturación del sistema, o sea, cuando el sistema ya no pudo contener más fuerzas productivas en su seno, la burguesía empezó a buscar medios de aumentar su tasa de lucro. Con la caída de las tasas de lucro, el imperialismo inmediatamente tomó medidas para frenar ese desplome.

    Abriendo un paréntesis, podemos decir que la ciencia de la economía de la burguesía, si es que eso pueda llamarse ciencia, niega rotundamente que el valor sólo sea generado por el trabajo humano vivo. En el concepto de esa clase es la rotación del capital lo que genera riqueza, porque esa es la apariencia para quienes administran el capital. Para ellos, cuando los trabajadores ya no son necesarios, creen que sus lucros van aumentar despidiéndolos.

    Cuando comenzaron a funcionar las máquinas modernas dotadas de órgano de control es claro que algunos capitalistas obtuvieron grandes lucros, pero después, con la difusión de la nueva tecnología, no sólo dejaron de tener grandes lucros, sino que los lucros cayeron de forma general, y continúan cayendo. Las crisis vinieron una seguida de otra y todas, hasta ahora, siempre fueron tratadas como meras crisis cíclicas, pero la diferencia entre una crisis cíclica –que es una crisis de crecimiento, que indica que la casa debe ser re-arreglada, y una crisis general, terminal o sistémica indica que el arreglo de la casa debe comenzar por cambiar el régimen social, dejando en claro la afirmativa de Marx que la transformación de los medios de producción hace cambiar el sistema, y es eso lo que la burguesía niega, lo que conduce al agravamiento de la crisis, como notamos en la última crisis que irrumpió en el seno del país hegemónico, los E.U.A.

    Después de algunos ensayos sin éxito, el imperialismo resuelve cambiar la orientación de sus gobiernos, abandonando el keynesianismo y adoptando el neoliberalismo. Esta nueva forma de gobernar busca, sobretodo, acabar con cualquier derecho de los trabajadores, pero además, acabar con todos los derechos que el pueblo conquistó en duras luchas por siglos, al precio de innumerables vidas.

    • Las consecuencias sobre los trabajadores:

    Las verdaderas víctimas de la caída de las tasas de lucro son los trabajadores de todo el mundo. Eso porque el capital procura hasta hoy recuperar sus lucros disminuyendo, sobretodo, las conquistas de la clase trabajadora y expulsándolos del trabajo. Estos trabajadores, llamados entonces excedentes, en algunos lugares son tratados y algunos se convierten en delincuentes. Hay determinados círculos burgueses que abogan por el exterminio de las poblaciones excedentes, llamadas marginales.

    Acaban con el derecho a la educación, a la salud pública. Además de eso, el imperio pasa a privatizar todos los servicios que se encontraban en manos del Estado, por ser nacionalmente estratégicos para la población, como empresas telefónicas, empresas de abastecimiento de agua y energía eléctrica, lo que representa altas pérdidas para la ciudadanía, ya que las compañías privadas que se apoderaron de esas empresas subieron exageradamente los precios de esos servicios, cuya calidad decayó en general.

    7. Conclusiones

    Con este documento podemos advertir que, mientras exista capitalismo, el marxismo será una insubstituible arma teórica de lucha contra el sufrimiento impuesto por ese régimen social que en su senilidad, al ver su acumulación amenazada, pasa a destruir vidas humanas, como lo hizo en larga escala en Irak, para citar un asesinato en gran medida, sin hablar de las muertes diarias por la miseria que impera en el seno de la sociedad, sobretodo en África.

    Podemos entender claramente que la teoría no es algo concebido estáticamente y de una vez para siempre. Si quiere continuar viva, la teoría, debe acompañar la evolución de la propia vida. Creo que mientras no haya una profunda renovación teórica, en muchos aspectos muchos de los partidos marxistas acabarán también transformándose en restos del pasado, Esto no significa la negación pura y simple de la teoría marxista, sino justamente un desarrollo en su dirección inicial, manteniendo la combatividad y lucidez que imperan en los trabajos de sus fundadores, Karl Marx y Fredrich Engels.

    Notas:

    1) “O Poder da Ideologia” István Mészáros, Editorial Boitempo, 2004.

    2) Karl Marx “O Capital” Crítica de la Economia Política. Livro Primeiro, Volume I – DIFEL. Difusão Editorial S.A. 1984, 9ª edição, tradução de Reginaldo Santana.

    3) Karl Marx “O Capital” Crítica de la Economia Política. Livro Primeiro, Volume I – DIFEL. Difusão Editorial S.A. 1984, 9ª edição, tradução de Reginaldo Santana.

    4) Subrayado mío Sergio Bacchi. Poner atención que nuestras máquinas cargan el carácter de la clase que las utiliza.

    5) Página 425 de la obra ya citada.

    6) Todas las fórmulas aquí presentes están en “El Capital de Karl Marx”.

    7) O Capital – Crítica da Economia Política; Livro 3, Volume IV, III Relação entre Taxa de Lucro e de Mais-Valia página 54 Editora Difel 1983.

    8 ) Idem página 76