Fidel Ernesto Vásquez I.

15.Nov.2010 / 08:11 am

Por Werther Sandoval

Cuando alguien se le acerque buscando su rostro aprobatorio, deseoso de alborotarle la lengua con la supuesta verdad irrebatible de que este país se vino abajo, es un desastre, y mira cómo hay mendigos, los hospitales no sirven, las escuelas no tienen ni pupitres; y allí, en ese instante, desacelera su retórica para recordar lo buena que estaba Venezuela sin dejar de colar, en un intento de burdo equilibrio, que sí, es cierto, había problemas, pero que jamás como ahora; para finalmente irrumpir con una sarta de enunciados de extremo paroxismo destinados a seducirlo en la idea de montar guarimbas, pintarle las manitos blancas, empujarlo a quemar El Ávila, ir a Miraflores, traer a Carmona y disolver los poderes públicos…

…cuando este recurrente y rebuscado discurso sea el dominante…

…lo mejor es dejar que la persona descargue toda su verborrea…

…y cuando se detenga, pedirle, con decencia, vamos a discutir, pero eso sí, previa advertencia de que no huya a mitad de la diatriba amparándose en la apócrifa y endeble excusa de: “yo tengo mi opinión y tú tienes la tuya, vamos a dejar todo esto hasta aquí”.

Si a estas alturas permite el diálogo y no ha huido, como acostumbran, será oportuno sugerirle que trate de no analizar la realidad con la atención detenida en un fragmento, pues sería como descender en un barrio pobre de cualquier país y salir afirmando que esa nación esta llena de miseria.

TODOS DE ACUERDO

Para evitar tan poco enriquecedores métodos de discusión, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, elaboró un indicador social, de carácter estadístico, que permite evaluar cuánto ha logrado avanzar o retroceder la calidad de vida de un país.

“El bienestar de las personas no depende únicamente de la cantidad de bienes que se tiene o recibe –como lo concibe una visión económica del desarrollo–, sino también de las necesidades satisfechas en lo referente al acceso a la salud, educación y respeto de sus derechos fundamentales. Las tres variables más esenciales son disfrutar de una vida prolongada y saludable, adquirir conocimientos y acceso a los recursos para lograr un nivel de vida decente”.

El IDH resume los logros promedio de un país en:

> Vida larga y saludable: esperanza de vida al nacer.

> Acceso a la educación: tasa de alfabetización de adultos y la tasa bruta combinada de matriculación (TBM) en enseñanza primaria, secundaria y terciaria.

> Nivel de vida digno: PIB per cápita expresado en paridad de poder adquisitivo, PPA, en dólares, que toma en cuenta que con un mismo dólar se puede comprar menos o más en un país que en otro. Con él se puede medir el bienestar social y económico relativo de los países y monitorear la incidencia de la pobreza en relación con umbrales internacionales.

Las tres dimensiones reciben valores normalizados de 0 a 1 y luego se calcula el promedio para obtener el valor general del índice. Se utilizan umbrales para clasificar los valores del IDH en muy alto (0,8 o más), alto (0,7-0,8), mediano (0,5 – 0,7) y bajo (inferior a 0,5).

De acuerdo al último registro, Venezuela se ubica en 0,716, alto, con esperanza de vida al nacer de 74,2 años; grado de instrucción 6,2 años, Latinoamérica, por su parte, tiene un índice promedio de 0,821, la esperanza de vida es de 73 años y se estima que la tasa de alfabetización en adultos alcanza 91,2%.

Cuba tiene un IDH de 0,892, muy alto; con esperanza de vida al nacer de 79 años y un grado de instrucción de 10,2 años.

Agua potable a menos de 30 minutos del hogar

A través del Índice de Desarrollo Humano (IDH) y hasta el 2009, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) calculaba el Índice de Pobreza Humana (IPH) en dos de sus aspectos:

> IPH-1: Índice de Pobreza Humana para países en vías de desarrollo.

> I PH-2: Índice de Pobreza Humana para países de la OCDE. (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

Estos índices de pobreza han cambiado para 2010. Ahora, el PNUD calcula el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) en vez del IPH, incluyendo parámetros de ingresos junto con otros de privaciones que afectan a la vida de las personas. Incluye:

EDUCACIÓN:

Años de escolarización: sin acceso. Si ningún miembro del hogar ha completado cinco años de escolaridad.

Niños escolarizados: sin acceso. Si los niños en edad escolar no asisten a la escuela.

ASISTENCIA SANITARIA – SALUD:

Mortalidad infantil: si un niño ha muerto en la familia.

Nutrición: sin acceso. Si un adulto o niño está desnutrido.

CALIDAD DE VIDA – BIENESTAR SOCIAL:

Electricidad: si el hogar no tiene electricidad.

Saneamiento: no tienen un baño o si su baño es compartido.

Agua potable: si el hogar no tiene acceso a agua potable o el agua potable está a más de 30 minutos andando desde el hogar.

Suelo: si el piso del hogar tiene suciedad, es de arena, tierra o estiércol.

Combustible de hogar: sin acceso. Si se cocina con leña, carbón o estiércol.

Bienes: si el hogar no tiene más de uno de los siguientes bienes: radio, televisión, teléfono, bicicleta o moto.

AHORA SOMOS MENOS DESIGUALES

Sólo el periódico The Guardian mantuvo la sindéresis en el tratamiento informativo del Índice de Desarrollo Humano de Venezuela.

Con las nuevas variables de medición que prestan especial atención a la desigualdad, Venezuela se posicionó este año en el puesto 75, lo cual evidencia que hemos bajado un número si lo comparamos con las cifras del año pasado. Somos los únicos en la región que mantienen una posición similar a la antigua medición, apunta una nota de prensa del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información, MinCI.

El despacho cuestiona que, a pesar de estos resultados favorables, la gran mayoría de la prensa internacional se ha limitado a nombrar la posición de Venezuela sin ahondar en más especificaciones, en un intento por silenciar los progresos sociales alcanzados gracias a la actual gestión de Gobierno. El único diario internacional que mostró este análisis positivo de los resultados fue el rotativo británico The Guardian, en un artículo titulado: “Índice de Desarrollo Humano: igualdad importa si queremos reducir la pobreza”, donde se reseñó: “Los grandes perdedores están casi todos en Latinoamérica, la región más desigual del planeta. Panamá cayó 20 puestos, Perú 26, Brasil 15 y Colombia 18. Esto, a diferencia de Venezuela que se mantuvo y sólo cayó un puesto, resaltante, como su aliada Nicaragua que subió 6 puestos”.

Llama la atención al MinCI cómo BBC Brasil, a través del diario brasileño O globo, en un artículo titulado: “Brasil mejora y queda en el 73 lugar del Índice de Desarrollo Humano de la ONU” intenta desvirtuar estos resultados para hacer parecer a Brasil como un país que ha mejorado su IDH, mientras Venezuela lo desmejora.

El MinCI señala que esta interpretación de los datos deja por fuera lo significativo que Venezuela haya bajado tan sólo una posición y obvia la gran caída de 15 puestos de Brasil, basándose tan sólo en los datos de IDH y no en los de desigualdad en la región, publicada en el mismo informe de PNUD. Esto no quiere decir, por supuesto, que Brasil no haya realizado un esfuerzo significativo para reducir la pobreza, pero deja al descubierto la intencionalidad del rotativo brasileño a la hora de abordar el tema de Venezuela.